De hecho, Germán Maldonado, médico experto en servicios ambulatorios, asegura que incidentes de este tipo ya se han presentado en personas que cumpliendo con estas medidas realizan tareas en la cocina y al exponerse al fuego resultan con quemaduras de diferentes grados.
“El riesgo se hace extensivo en estas festividades no solamente por la celebración de las velitas sino por el uso de la pólvora”, afirma.
La explicación a esto es que si bien el alcohol se evapora rápidamente de la piel, muchas personas lo aplican frecuentemente en las manos, lo que puede mantener un nivel de humedad de alto riesgo cuando se está en contacto con las llamas, dice el dermatólogo Campo Elías Páez.
Se trata de un tema del que las autoridades deben estar muy pendientes, afirma el médico especializado en salud laboral, Juan Vicente Conde.
“Estos riesgos se tornan más evidentes por estas celebraciones, pero también se proyectan en los espacios de trabajo normal con personas que tienen que estar cerca del fuego, como chef, cocineros y meseros, por lo que hay que estar muy pendientes”, afirma.
El asunto empeora, a juicio de Pedro Cifuentes, experto en salud pública, en razón a que la fiesta de las velitas tiene una connotación marcadamente infantil que en épocas normales ya significa un riesgo y que en esta oportunidad puede aumentar por tres factores: el uso masivo de geles en niños, la manipulación inocente de estos y la alta inflamabilidad de la ropa que usan los menores.
En este sentido, el pediatra Morales insiste en la necesidad de que se conozca este riesgo y no se minimice porque es mejor prevenir que lamentar.
¿Qué hacer?
Niños lejos.
Todos los expertos coinciden en que lo obligatorio es alejar a los niños del fuego y de su manipulación a toda costa.
Ellos deben ser solo los espectadores de las velitas.
Cero pólvora.
Hay que ser enfáticos en que la pólvora mezclada en esta celebración configura un cóctel altamente peligroso.
Según los datos del Instituto Nacional de Salud, la noche de velitas es una de las que más lesionados deja este flagelo durante diciembre.
Presencia adulta.
De ninguna manera se puede permitir que este tipo de celebraciones se realicen sin la presencia de adultos con capacidad para enfrentar una situación de riesgo.
En exteriores.
Aunque parece lógico hay que insistir en que estas celebraciones se deben realizar en espacios exteriores y no en los bordes de las ventanas, antejardines con poco espacio o en sitios donde no se favorezca el distanciamiento.
Revise. Haga una inspección al área donde se van a desarrollar estas actividades con el objetivo de confirmar que no haya objetos inflamables o que el sitios donde se ponen las velitas no tenga riesgo de encenderse con facilidad (como madera o plásticos).
Lavado de manos.
Es clave que quien vaya a manipular las velitas se lave bien las manos con agua y con jabón.
No aspersiones.
Si se tiene el indicio de que alguna persona ha sido rociada con alcohol u otro desinfectante y está cerca de las velitas, aléjela o pídale que se lave las manos.
Prevención.
Aunque parezca exagerado, tener a la mano un extintor en óptimas condiciones y repasar las instrucciones de uso puede resultar salvador. Lo mismo que otras medidas para aplicar en caso de incendio.
Primeros auxilios.
No es el momento para relajar medidas y no está demás repasar los primeros auxilios para aplicarse en caso de quemaduras, lo que incluye tener a la mano las líneas de emergencia o saber a qué sitio acudir en caso de requerir atención de urgencias.
Por último. Hay que recordar que estamos en una pandemia y estas celebraciones no son excusas para dejar de aplicar las medidas de bioseguridad.
Nada de esto es una exageración.
Si normalmente estas fiestas dejan un incremento de accidentes que se pueden prevenir, es importante entender desde ahora que atenuarlos es responsabilidad de todos.
Fuente: UNIDAD DE SALUD