Minutos después se confirmó la noticia del secuestro de 12 de los 25 diputados en medio de un operativo militar montado y desarrollado por un comando armado de las Farc.
Ya han pasado 20 años, y los recuerdos van y vienen en la mente de los familiares que vivieron durante cinco años el peor drama de sus vidas, drama que sigue vigente.
Dos décadas después y en un pequeño apartamento rentado, en el tradicional barrio Avenida Cali, EL TABLOIDE dialogó con Vicente, hermano de Edison Pérez Núñez, uno de los dirigentes plagiados y posteriormente asesinado por el grupo guerrillero. Con la voz entrecortada y sus ojos llorosos, recordó las peripecias de su pariente para hacerse a un escaño en la Duma.
DATO: Edison Pérez Núñez se tardó un año para asumir su curul como diputado tras un largo proceso legal.
Y es que para lograr llegar a la curul y ocupar una de las sillas en el Palacio de San Luis, Edison debió librar una batalla judicial que le tomó casi un año, pero sin imaginar que esa victoria marcaría el final de su vida y de una carrera política que apenas despuntaba.
“Mi madre, siempre tuvo el temor que su hijo se metiera en política y más que aspirara a una posición en una corporación de tanta importancia como la Asamblea del Valle”.
“Yo no sé si era un corazonada, pero mi señora madre intentó que Edison no se adentrara en ese mundo, donde la hostilidad, señalamientos de toda índole afloran, en ocasiones, con crueldad”, dice Vicente al tiempo que revisa un manojo de fotos, el único recuerdo que le queda de su hermano muerto en cautiverio.
El dolor de doña Aida
“Uno siempre pensó que el secuestro era un asunto de los ricos, pero cuando ese mal tocó la puerta de nuestra casa comprobamos que cuando privan de la libertad a una persona se llevan por delante a toda una familia que también termina plagiada, pero muy especialmente ese demonio ataca a las madres, los seres humanos que por su amor incondicional para con sus hijos terminan sufriendo mucho más”, asegura.
“En el caso de mi mamá, desde cuando se dio la noticia del secuestro de Edison y los demás diputados, nunca dejó apagar esa luz de esperanza y refugiada en la oración y con una fe infinita en Dios, siempre aguardó que él entrara por la puerta con sus lentes y la sonrisa que le prodigaba, acompañada con un abrazo y un beso en la frente, pero eso nunca pasó pues sesenta meses después fue vilmente asesinado en una acción demencial, de la que aún no se ha dicho toda la verdad” expresa Vicente Pérez Núñez, un hombre que carga sobre su espalda la nostalgia y la tristeza que se acentuó hace dos años con la muerte de su progenitora.
Agrega que las madres de los diputados nunca esperaban ni pensaban en indemnizaciones, pues para ellas lo único que importaba era que los dirigentes plagiados, ese 11 de abril a las 10:30 de la mañana, en las narices de las autoridades, volvieran a casa sanos, libres y en paz como lo coreaban con gritos desgarradores en las marchas y plantones cuando le pedían al gobierno de turno el intercambio humanitario, peticiones que nunca se escucharon.
20 años de secuestro
“Este es un dolor que no pasa para mí y ninguna de las familias de los 11 diputados que murieron a manos de las Farc y por la indolencia del gobierno central, pues ellos en su mayoría eran jóvenes que soñaban con cambiar el país desde la democracia y estaban convencidos que era posible y el solo pensar que esos sueños se apagaron por la decisión de dos o tres personas hoy nos carcome el alma”, indica Vicente, quien intentó seguir los pasos de su hermano siendo candidato al concejo en el 2007, pero sin lograr ese cometido.
Dos décadas después del plagio y 15 años de la trágica muerte de los 11 diputados del Valle, Vicente Pérez parece seguir secuestrado por los recuerdos y la nostalgia.
“A uno le dicen que la vida debe continuar y a decir verdad cumplimos con esa premisa pero, como dicen por ahí, la procesión va por dentro y el dolor sigue siendo el mismo como cuando la radio entregaba las noticias del secuestro”, puntualiza.