Médicos, enfermeras, paramédicos, camilleros y personal administrativo, quienes en pandemia fueron elevados a la categoría de héroes, viven todos los días entre el miedo y la incertidumbre, pues el coronavirus, como se dice de manera coloquial, ha demostrado que no respeta pinta, estrato, profesión o dignidad alguna.
Campesinos, abogados, sacerdotes, pastores evangélicos, deportistas, por solo citar algunos ejemplos, han sucumbido ante un mal que sorprendió a todos en 2020 y que, según las proyecciones poco optimistas, se quedará por varios años hasta que pueda ser visto como una gripe normal.
DATO: La biodanza es una de las herramientas usadas para bajar el estrés del personal del Tomás Uribe.
Uno de esos héroes es la médica Carmen Lorena Gómez Vanegas, profesional que coordina la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Departamental Tomás Uribe Uribe y quien dialogó con Enfoque de EL TABLOIDE para hacer una radiografía de la situación que vive Tuluá y la región con la pandemia.
La intensivista, quien vive en la Villa de Céspedes de lunes a viernes y el fin de semana viaja a la ciudad de Medellín, donde está radicada su familia, reconoce que hoy el gremio de la salud que lleva casi 14 meses combatiendo y conviviendo con la enfermedad, está cansado y respalda la postura del Colegio de Médicos de Bogotá que en una carta abierta le solicitó al presidente de la república tomar medidas extremas ante el crecimiento de los contagios en el marco del llamado tercer pico.
“Más que medidas lo que realmente necesitamos es el compromiso de la gente, que entiendan que el virus es una amenaza real, que se puede adquirir donde menos se cree y que lo mejor es el autocuidado y acatar las disposiciones que dictan los gobernantes con la única intención de conservar la vida”, dice la profesional, quien no oculta su decepción al ver las noticias que hablan de fiestas, rumbas y aglomeraciones, pues eso se refleja en la ocupación de las salas UCI, de manera especial, al inicio de semana cuando se supone que se viene de un periodo de aislamiento.
El drama diario
“La gente no se alcanza a imaginar la cascada de emociones y sentimientos que afrontamos a diario cuando tenemos a pacientes esperando una cama en una UCI y saber que el espacio queda abierto cuando una persona fallece, una ironía de la vida que se repite minuto a minuto en este y en todos los hospitales del país y del mundo”, indica la profesional de la salud, tras añadir que la alegría mayor es ver cómo sale por sus propios medios un paciente que unos días atrás estuvo entre la vida y la muerte.
Enfrentando mitos
“Yo aprovecho esta oportunidad para decirle a los lectores de EL TABLOIDE que un médico jamás está pensando ni actúa con la finalidad de hacerle daño a un paciente que llega a un centro asistencial en busca de ayuda” afirma la médica Gómez para explicar que cuando a un paciente se le ordena la intubación lo único que se quiere es salvarle la vida y todo momento que se pierda aumenta el riesgo y en ocasiones cuando se hace el procedimiento ya es tarde.
“La intubada es uno de los mitos que todos los días debemos afrontar pues llegan pacientes con familiares enfrentando un miedo que en buena medida es infundado por los comentarios o por lo que dicen las redes sociales y en otros casos por creencias religiosas y se oponen hasta que la persona entra en una fase crítica y sus oportunidades de supervivencia se limitan”, precisa al tiempo que señala de manera categórica que es una técnica para salvar vidas y nunca para dañarlas.
En carne propia
Ese viaje por el día a día del personal que hace parte de las UCI permite descubrir que estos héroes, a diferencia de los que alimentan y dan vida a los personajes de los dibujos animados, son seres humanos de carne y hueso que ríen al ver que un paciente abandona la sala para reiniciar su vida, pero también lloran en silencio cuando alguien pierde la batalla contra el bicho.
Pero algo que suele olvidarse con facilidad es el hecho de que médicos, enfermeras y en general todo el personal de salud tiene familia y viven su propio drama con el temor diario de contagiarlos.
Justamente la médica Carmen Lorena Gómez Vanegas, vivió en carne propia los efectos de la pandemia luego que su señora madre diera positivo y debió afrontar todo el proceso que desencadenó en la intubación traqueal.
“Es una de las cosas más difíciles pues por mi trabajo acá en Tuluá no podía estar con ella, a tal punto que opté por decirle a Dios: “ Lucha por ella allá y yo lucho por los míos acá”, comenta la mujer que tiene la tarea de coordinar la UCI de Covid que tiene más de 100 camas y donde se ha intentado promover un modelo de humanización de la atención de los pacientes, sin dejar de lado al personal médico asistencial.
En ese sentido afirma que se ha trabajado en un proceso de ayudarles a los pacientes y sus familias a llevar la enfermedad de manera más tranquila y se recurre a la tecnología, pues a través de una video llamada se recargan las baterías y se alimenta el espíritu que, al estar tranquilo, hace más factible una recuperación.
Pero esa humanización es también para el equipo de profesionales con quienes se trabaja en el acompañamiento psicológico, pues no es fácil afrontar la cascada de emociones que se vive en una jornada laboral que se cumple 24/7.
“Yo termino mi jornada el viernes y viajo a Medellín en medio de estrictos protocolos de bioseguridad, pero es imposible desconectarme, pues siempre hay un colega que necesita ayuda, una orientación frente a un caso y no hay forma de decir que no”, añade.
Tiempo de vacunarse
Finalmente la médica Carmen Lorena hizo un llamado a la ciudadanía para que asuma con seriedad este tercer pico de la pandemia cuando los contagios van en alza y en buena medida se debe a la irresponsabilidad de unos cuantos que no creen en una amenaza que es real.
“Es bueno decir que ya están llegando a las UCI pacientes jóvenes sin ninguna enfermedad de base y varios de ellos no han sobrevivido”, agregó.
De la misma manera invitó a las personas que ya pueden acceder a la vacuna para que lo hagan, pues las dos dosis brindan una inmunidad que aminora los riesgos de contagio del coronavirus.