Durante más de tres décadas el artista y escultor cinético Theo Jansen ha estado experimentando con técnicas de ingeniería mecánica, construyendo esqueletos que utilizan la energía del viento para moverse en las playas holandesas.
Bautizadas como strandbeests (“animales de playa” en holandés) están realizadas a partir del ensamblaje de tubos de plástico amarillo, su movimiento se basa en la física y dota a las figuras de un desplazamiento suave y orgánico, semejando los andares de los seres vivos que habitan en la naturaleza.
El propósito de sus obras, según el artista holandés, es la creación de una “nueva especie”. Desde su laboratorio de Ypenburg, Jansen estudia la historia de la evolución biológica para dotar a sus nuevas generaciones de criaturas de capacidades cada vez mayores. Su sueño es que algún día aprendan a evolucionar sin su intervención y continúen sus vidas como cualquier otro organismo, sometidas a los ciclos de la naturaleza.
De este modo, todas las piezas creadas por el artista están desarrolladas para adquirir funciones como caminar, girar y detectar peligros, y adquirirán un sistema de adaptación a diversos entornos. Estas formas de vida continúan evolucionando, ofreciendo nuevas posibilidades a través de las categorías existentes de arte y ciencia.