Un poco de historia
Para hablar de la vida artística de Cristian hay que remontarse a sus años de escuela, cuando para cumplir con una tarea debió tomar parte de un concurso literario. “El profesor Omar Betancourht nos puso a trabajar en una actividad cultural y como buenos muchachos le ´mamamos gallo` y cuando llegó el día no teníamos nada y fue ahí cuando alguien dijo que Cristian canta y me lanzaron al ruedo”, comenta el artista quien recuerda que ese día, acompañado por uno de sus amigos que por esos días tomaba clases de guitarra, presentaron al público Tu cárcel, de los Bukis, pero en la versión rockera de Enanitos Verdes, pues era la única que su compañero sabía tocar.
Luego de esa experiencia muchos le recomendaron que continuara con la actividad artística y fue así como, tiempo después, participó en el Festival Municipal de la Canción, el que se ganó y le permitió representar a Toro en un festival departamental donde no ganó, pero sí se llevó el reconocimiento como futura promesa de la música.
En ese momento ya entrando a la juventud decidió concentrarse en sus estudios y vincularse a la actividad laboral como una manera de apoyar la economía de su familia y por un tiempo la música se convirtió solo en un hobby y casi que relegada a un segundo plano.
Días difíciles
Como se relata al inicio de esta historia, la vida le daría un giro inesperado a Cristian Alfonso luego del percance vial donde sufrió traumas severos en su pierna izquierda, con fracturas expuestas de tibia, peroné y pie con pérdida ósea y piel, mientras que su hermano sufrió daños en uno de sus brazos.
La oportuna atención de los paramédicos les permitió a los hermanos Murillo Rivera llegar con vida a la ciudad de Cali, donde Cristian permaneció por espacio de 3 meses y varias semanas en la UCI.
“Al despertar no dimensioné lo que había pasado y llegué a pensar que era solo un hueso roto, pero con el pasar de los días las visitas de los médicos, los especialistas y hasta un psicólogo me pusieron frente a la realidad inminente de la amputación de la pierna”, recuerda este artista del norte del Valle.
Cuando ya prácticamente estaba listo para la cirugía, casi que por un milagro, los médicos observaron que se había regenerado tejido en su piel y optaron por aplazar el procedimiento.
Reencuentro con la música
En medio de la dificultad que estaba viviendo, Cristian encontró en la música un paliativo y recuerda que cuando era sometido a los procedimientos médicos y los dolores eran intensos empezaba a cantar y era como si el dolor disminuyera un poco.
Luego de abandonar la clínica y de haber superado varias bacterias y hasta una osteomielitis, volvió a su tierra y con el apoyo de su familia inició el proceso de recuperación, que ha sido lento y doloroso, pero que no ha sido obstáculo para echar a rodar su sueño.
Recuerda que fue un primero de mayo, con motivo del cumpleaños de su esposa Luz Aida Murillo, que se tiró al ruedo, pues pidió permiso para darle una serenata y le gustó tanto al dueño del restaurante que lo contrató para cantarle a las madres en su día y después de ese momento, muchos se interesaron por su talento y ya son permanentes sus presentaciones en la región, donde su repertorio de música popular y de banda empieza a ser muy apetecido.
Una prueba final
A pesar de la buena vibra y la energía que muestra y derrocha en sus presentaciones, Cristián Alfonso Murillo Rivera sabe que debe afrontar un nuevo reto y que medicamente es inminente la amputación de su pierna y se prepara mentalmente para volver más fuerte, pues tiene la certeza que su voz no se apagará.