Esa famosa afirmación no es gratuita ni exagerada, pues en el pequeño local que funciona hace ya más de 30 años en la calle 26 con carrera 24 están “Los Magos”, comandados por Jorge Eliécer Nieto, un hombre sencillo, buen conversador y atento que hace ya más de tres décadas se inició en una profesión de la que habla con orgullo y por la que clama para que prevalezca en el tiempo.
Según lo relata, mientras trata de darle vida a unos zapatos que quizá como tantos otros llegaron desahuciados al lugar, sus inicios en la reparación de calzado se dio de la mano de don Ambrosio Trujillo, quien le dio la oportunidad de aprender el arte y tras varios años de trabajo logró independizarse creando su propio taller, lugar donde fiel a su origen se han convertido en una escuela por la que han pasado infinidad de alumnos que hoy día ya tienen sus propias unidades de trabajo.
DATO: “Cuando llegue al oficio tenía pelo y ahora estoy calvo” dice entre risas Jorge Elécer Nieto…”
En el pequeño local, donde sobresale una montaña de zapatos de todos los colores, gamas, estilos y tallas, laboran seis personas a diario y según lo relata Nieto, hay temporadas altas que llegan a sumar hasta diez. Allí se respira un aire de hermandad, pues no hay cabida para el egoísmo y entre pegantes, suelas y tachuelas toma vida una familia que encontró en la reparación de calzado su razón de ser.
Toda una escuela
“Amigo periodista, aquí todos son bienvenidos y el que quiera aprender lo hace de la mano de cualquiera de nosotros y me llena de satisfacción ver cuando la gente se supera, sale adelante a partir de encontrar un espacio para trabajar y donde ganarse la comida”, dice Jorge Eliécer, un hombre que ama el oficio que ejerce con dedicación y maestría.
Justamente al hablar de quienes han pasado por su sitio de trabajo y se han superado, recuerda el caso de un joven que un día cualquiera apareció durmiendo en los andenes de la calle 26, cerca de su sitio de trabajo, y ante la insistencia de los comerciantes vecinos lo acogió en su modesto taller, le dio la oportunidad de trabajar y hasta le permitía dormir en el interior.
“Como le parece que hace un tiempo llegó hasta el andén de la remontadora un hombre a bordo de una motocicleta 250, bien vestido, chaqueta de cuero y me sorprendió ver que era el mismo muchacho que estaba años atrás en condición de calle y quien me dijo: don Jorge, gracias a usted yo hoy soy otra persona. Sin duda es algo que reconforta el alma”, afirma.
La hermandad
Hoy comparte el sitio de trabajo con su hermano Francisco Javier, su hijo Jorge Eliécer, al igual que con Adriana Lucía y Ana, dos mujeres que le siguen el ritmo y que se suman a las charlas que se dan sobre diferentes temas, pero que tienen en el fútbol su principal insumo, pues casi todos son hinchas del Deportivo Cali y, claro está, de Cortuluá, el Equipo Corazón, del que esperan les de la alegría de volver a la Primera División.
Y es que el gusto por el fútbol es tal que hace unos años el equipo Remonta-dora de Calzado La 26 era animador del campeonato de futbol municipal y en varias ocasiones se tituló campeón.
Los beneficios del TLC
Parece poco lógico pero en ese pequeño espacio, que no supera los 4×4, también se siente el impacto de la macroeconomía, de la que tanto hablan los expertos, y por estos días por ejemplo sienten el impacto de la crisis generada por la pan-demia del covid-19, el paro nacional y los bloqueos viales de 2021, pues casi todos los insumos han subido los precios y algunos han escaseado.
También es una paradoja que para muchos, los tratado de libre comercio TLC hayan resultado nocivos, pero para ellos resultó ser una bendición.
“Con esos tratados los fabricantes de calzado y otros sectores se afectaron, pero para nosotros significaron más trabajo porque el mercado se llenó de zapatos de mala calidad y eso obliga a que la gente nos los traiga para restaurarlos”, comenta este hombre que trabaja con un entusiasmo contagioso.
SOS por el gremio
Una de las únicas quejas que dejó escapar durante la entrevista Jorge Eliécer Nieto estuvo relacionada con la falta de apoyo de entidades como la Cámara de Comercio ya que, según él, son buenas para cobrar a sus agremiados, a quienes les dan importancia solo cuando hay elecciones de junta directiva, pues de resto ni una capacitación ofrecen.
“Uno de los temores que me embargan es que este arte tan bonito y antiguo vaya a desaparecer como sucedió con otras ocupaciones y creo que entidades como la Cámara o el Sena deberían abrir espacios o programas de capacitación porque este es un oficio que se hace de manera empírica”, precisa Nieto.
Uno de sus sueños es lograr adquirir un espacio más grande para atender a su clientela, la que ha logrado fidelizar gracias a la calidad de su trabajo.