Jorge nació en Cali pero creció y se formó en el colegio Salesiano de Tuluá, donde asegura se caracterizó por ser un niño muy tímido y poco expresivo.
De pequeño no recuerda haberse visto ejerciendo una profesión en especial cuando fuera grande, pero sí asegura que su padre, que ya no está en el plano terrenal, fue quien le impregnó el gusto por el mundo del espectáculo, por el arte, por la magia.
“Recuerdo cuando tenía 15 años, a esa edad me regresé a vivir a Cali, y mi papá, que era muy sensible frente a lo artístico, pues trabajó en Hollywood haciendo máscaras para películas, me vio jugando una noche con parafina y me peguntó ¿te gusta la magia?, yo le dije si”, dice sonriente este carismático ilusionista de 30 años de edad quien enfatizó que esa tímida respuesta fue suficiente para que su progenitor lo inscribiera, al día siguiente, en la escuela del mago Landerson en la capital del departamento.
DATO: A este joven talentoso le resulta fácil torcer los cubiertos de acero inoxidable con solo mirarlos.
“Fue amor a primera vista, cada día que pasaba me interesaba más en el tema y ganaba más habilidades, tanto que ese año fui el show central, en el acto de clausura del colegio, ante más de mil personas”, dice emocionado.
El ingeniero de la casa
Pero esa pasión que despertó la magia en su ser no resultó suficiente para convencerlo a él y especialmente a su familia de que su futuro estaba ligado a este arte.
“Me dejé llevar por esa fuerza de la sociedad, de los míos, y sin querer terminé estudiando ingeniería mecánica, es más, me gradué siendo el mejor estudiante de la carrera”, enfatiza.
Este ilusionista, que ya ha compartido sus trucos con públicos de diferentes partes del mundo, dice que al final de su carrera volvió a tener contacto con la magia, pues en la misma universidad conoció al organizador de los mundiales de magia que también era profesor.
“En esa oportunidad fue cuando me dije lo mío es la magia, es lo que me apasiona, yo quiero vivir de esto”, aseguró.
Sinembargo, y muy consciente de que aún no podría vivir de ilusiones y trucos, Jorge se empleó en una fábrica de mallas donde le pagaban muy bien.
“Fueron suficientes dos meses para decir basta, esto no es lo que quiero en mi vida y me liberé, le dije a mi familia que sería un mago exitoso y famoso y aquí vamos”.
“Conquistando mis sueños”
Aunque confiesa que la decisión no fue nada fácil, más por los constantes cuestionamientos de sus más cercanos que, entre otras cosas, le decían si estaba seguro de lo que hacía, inclusive, lo tildaron de loco, siguió su corazonada y con una convicción absoluta de lo que quería se dedicó a estudiar para convertise en uno de los mejores.
Asegura que la remuneración en los primeros dos años no fue representativa pero sí suficiente para vivir.
“Me la pasaba en los restaurantes de Granada, una de las zonas más exclusivas de Cali, y yendo de mesa en mesa, haciendo magia, recogía buen dinero con las propinas”, recuerda con satisfacción.
Pero definitivamente, asegura Jorge, estos dos últimos años son los que le han dado la fuerza y la seguridad para sobresalir.
Y es que este ilusionista de proyección internacional dice que los ingenieros son cuadriculados, introvertidos, características que opacaban sus conocimientos en el arte de la magia.
“Los magos debemos transmitir, comunicar, y eso lo he aprendido en este último tiempo que me dediqué a estudiar, a experimentar, a descubrir, mientras mis amigos se reúnen a parrandear y tomar traguito”, expresa sonriendo.
Por el mundo
Jorge Becerra ya es reconocido en el mundo de los cruceros, en los grandes hoteles del caribe y en Las Vegas, Estados Unidos, hasta donde también ha llegado con sus shows de magia.
“He compartido con muchos profesionales en la materia, de los que he aprendido muchísimo, entre ensayos y errores, pero ahí está el truco, en meterle pasión a este asunto para lograr sorprender al público que tanto me emociona cuando veo que admira lo que hago”.
Para este joven asombroso, al que le resulta fácil torcer los cubiertos de acero inoxidable con solo mirarlos, hacer girar unas gafas a la distancia moviendo suavemente sus manos o generar sensación de contacto con la piel de las personas pero sin tocarlas, no ha sido posible conseguir una novia que entienda su oficio.
“Mis habilidades ayudan a conquistar”, dice entre risas, “pero mantener la relación se complica porque genera muchos celos”.
Este ilusionista de corazón tulueño ha avanzado mucho en sus sueños, no en vano es uno de los preferidos de los empresarios para amenizar sus eventos, pero su aventura apenas inicia.
El mundo entero lo espera para deslumbrarse con su increíble talento, el mismo que no dejó opacar por los esquemas tradicionales que se imponen muchas veces sin querer.
“La magia me liberó, soy inmensamente feliz, todo porque perseguí y sigo persiguiendo mis sueños”, puntualizó.