Entre risas recuerda la pilatuna que le hizo el “Tino” Asprilla que, en una Feria de Cali, le quemó la cola a su caballo, pasando tremendo susto.
“Cuando yo salgo a estos eventos soy otro, me agrada hacer feliz a la gente, sacar sonrisas y divertir a grandes y chicos”, comenta este artista que respira pasión por lo que hace y que le permite gozar del reconocimiento en un mundo como el equino donde se ha codeado con lo más selecto del espectáculo.
Recuerda con alegría su participación en innumerables cabalgatas de Cali, de Tuluá, Buga, Roldanillo, Armenia, Pereira y hasta de Manizales a la que no duda en calificar como la mejor del país por el respeto, alegría, pero ante todo por la gallardía de los jinetes y el público que sale apreciar el desfile.
Muchas anécdotas
Luego de cuatro décadas de ir con su caballo de guadua y tela festiva, a José Ignacio recuerda con gracia el haber sido victima de una pilatuna del “Tino”, Asprilla.
“Ocurrió cuando estando en una feria de Cali y Faustino regresaba de su primera temporada en el Parma italiano y tras reírse de mis maromas y acrobacias le prendió fuego a la cola del caballo y la candela terminó consumiendo la cabuya y para poder seguir en el desfile tuve que usar la de repuesto” comenta en medio de una sonora carcajada.
También recuerda con agrado la noche que Paquirri, el popular torero español ya fallecido, se rió tanto de su actuación que terminó obsequiándole dos boletas para los tendidos de la Plaza de Cañaveralejo, corrida a la que no asistió pues madrugó y vendió las entradas para así ganar más dinero.
Por sus presentaciones en medio de las cabalgatas puede recaudar 500 mil pesos o un poco más.
“Chigua” recuerda que en una cabalgata en la Sultana del Valle y cuando ya se había aplicado unos buenos tragos decidió regresar al hotel y fue ahí cuando desde un carro unos jóvenes lo llamaron para ofrecerle un aguardiente pero con la malvada intención de robarlo cumpliendo con su cometido porque se le llevaron el bolso con más de 800 mil pesos.
“Le cuento señor periodista que esa feria caleña era tan buena que me devolví en mi caballo y tras otro recorrido recuperé lo que me habían robado” comenta Mazuera al tiempo que reconoce que su gusto por el alcohol le causa problemas pues en ocasiones pierde el control de la situación.
Días de mucha nostalgia
A punto de cumplir sus 72 años de edad, José Ignacio Mazuera García, vive los días más difíciles de su existencia por causa del Corona-virus, pues por su rango de edad está en el grupo de personas que deberán estar en casa hasta el 30 de junio y además están canceladas todas las cabalgatas a las que asiste sin falta.
“Yo espero que esto cambie y todo vuelva a la normalidad porque hay mucha gente perjudicada por esta pandemia y entre esa gente los que estamos en el mundo de los caballos” dice Chigua con un hálito de tristeza que se le percibe en la voz.
Por estos días de cuarentena está en su casa en Zarzal junto a su familia, la misma que lo acompaña en sus locuras desde que inició hace ya 40 años con sus travesías a lo largo y ancho del Valle y los departamentos vecinos.
“Cuando todo esto pase y ya podamos estar en la calle sin temores quiero hacer mi propia cabalgata encabezada por “Yo vengo” y otros nueve caballos que tengo y lo haré como una manera de agradecerle a Dios por dejarnos vivir y gozar la vida en medio de tantas dificultades”, comenta.
Hoy no sabe cuándo volverá a estar con sus relinchos y corcoveos en las calles, en medio de miles de caballos, disfrutando de los caldos espirituales que brotan de las botellas que llevan los jinetes que lo respetan al máximo porque su ejemplar de guadua y tela no es uno más, es para muchos de ellos el alma de la fiesta equina, tradición que tiende a desaparecer.