Nació un primero de enero, pero no revela en que año, pues según sus propias palabras hoy tiene una edad integral de 38 años. ¿Y cómo es eso?, le preguntamos, a lo que respondió que esa cifra resulta de dividir entre tres los años que suman la edad cronológica, la biológica y la psicológica, esta última la más importante porque marca el cómo se ve y cómo se siente y a juzgar por su energía se siente vital, fuerte como un roble.
Con sus letras y su voz ha recorrido todos los escenarios del país y varios países del mundo en los que lleva y deja siempre un trozo de la patria que lleva pegada a su piel y de la que siempre habla con emoción a pesar de todas las dificultades que arrastra desde hace décadas.
Aunque está catalogado como uno de los mejores compositores del país, dice que no saca letras por sacar y de hecho tiene registradas algo más de 150 registradas que van desde bambucos, pasillos, baladas, algo de salsa, vallunatos, como denomina los vallenatos, y hasta el rock tiene cabida en su amplio y variado repertorio musical.
¿Qué lo inspira? es una de las tantas preguntas que le formulamos y su respuesta, que surge de la espontaneidad que lo caracteriza, es curiosa y a la vez contundente: me inspira desde ver a dos hormiguitas hacer el amor o un avión que pase por el techo de mi casa. Lo importante es tener siempre un motivo.
Sus mejores letras
Para este vallecaucano raizal y que conserva aún en su voz algunos matices de los nacidos en esta tierra, la escogencia de sus mejores composiciones no tarda mucho y se inclina por “Esta es mi tierra”, una canción que hace parte del catálogo musical colombiano, interpretado por innumerables agrupaciones del país y en la que retrata una época que para infortunio de muchos ha cambiado poco en esta patria llena de contrastes.
Pero es “Hay que sacar el diablo” sin duda su ópera prima. La canción que lo puso en el pedestal de los compositores y que ha sido grabada en diferentes idiomas, ha sido motivo de análisis y hasta los fríos e inconmovibles rusos cedieron a los encantos de una letra cargada de historia.
¿Y cómo surgió?
Esa canción, según lo indica Arellano Becerra, surgió en uno de los momentos más difíciles de la vida en Colombia en medio del fragor de la guerra que Pablo Escobar y el Cartel de Medellín le declararon a la institucionalidad del país.
“Recuerdo que mi hermano Gerardo me llamó y me dijo que iba a ser jurado de un concurso denominado El nuevo bambuco colombiano y que si yo iba a participar él declinaba y tras pensarlo un poco decidí concursar”, comenta el artista.
Pero lograr componerla se convirtió en un reto para Eugenio y recuerda que para hacerlo se encerró en una finca en las afueras de Cali durante todo el fin de semana y tras rayar y arrugar hojas y hojas que iban a parar al cesto de la basura declinó en su propósito.
“Ya había dado el brazo a torcer, pero cuando ya había guardado equipaje y guitarra en el carro se me vino a la cabeza como un chorro y en diez minutos compuse “Hay que Sacar el diablo”, una canción que tácitamente se convirtió en un homenaje al periodista Jorge Enrique Pulido y a Luis Carlos Galán Sarmiento, el periodista y político quienes fueron las primeras voces que se levantaron contra las acciones del narcotráfico”, recuerda y como anécdota final señala que su composición quedó en el tercer puesto en el concurso.
De Eugenio a Gene Alfana
Por su origen el maestro Eugenio Arellano Becerra siempre está asociado a los bambucos, pasillos y torbellinos que, aunque son muy bonitos, no resultan comerciales y ante todo no despiertan el interés de los jóvenes.
“Desde el año 2005 adopté mi seudónimo artístico como intérprete de música Pop como Gene Alfana. Gene es el nombre abreviado de Eugene que es Eugenio en inglés y se pronuncia “Yin” y así pueden buscarme en YouTube o en Spotify o en Amazon y van a encontrarme con canciones de género Pop, Rock, etc.” comenta el artista bugueño.
“De pura suerte salió un seudónimo muy significativo porque gene en inglés significa gen, la mínima unidad genética con la que se transmiten las características hereditarias y Alfana es la abreviatura de los nombres de mis papás, Alfonso y Ana. Como quien dice, soy un gen de Alfonso y Ana: Gene Alfana”, dice emocionado el cantautor.
Le siguen los pasos
A pesar de no ser en la línea musical plenamente, sus hijos Pablo y Antonio están vinculados al área artística. El primero se inclinó por el cine y en la actualidad hace parte de diferentes producciones de la televisión nacional que han resultado exitosas en los canales y del exterior y Antonio, que reside en los Estados Unidos, ya incursiona en la música y aspira a convertirse en profesor en esta área de la artística.