El partido se encontraba 2-0 a favor del local cuando, tras la celebración del segundo gol, se desencadenaron peleas luego de que hinchas del Junior supuestamente robaran una bandera a los de Atlético Nacional. Testigos reportaron que la situación se agravó, llevando a varios aficionados a lanzarse desde el segundo piso para escapar de los agresores.
La violencia se trasladó a los túneles del estadio, donde la policía detuvo a varios implicados. Videos en redes sociales mostraron a personal de seguridad atendiendo a los heridos, mientras la alarma crecía entre los presentes. Aunque no se reportaron víctimas fatales, la cantidad de heridos generó preocupación y críticas sobre la seguridad en el recinto.
La Alcaldía de Medellín y la Dimayor anunciaron que se tomarán medidas para garantizar la seguridad en futuros eventos, subrayando la responsabilidad del club organizador. En un comunicado, la Dimayor rechazó los actos de violencia y llamó a los aficionados a promover la convivencia pacífica en el fútbol. La falta de controles adecuados a la entrada del estadio ha generado un debate sobre la seguridad en el deporte colombiano.