Esta historia difícil de creer y entender para muchas personas que la han conocido tiene lugar en Santa Eulalia de Ronsana, un pueblo de Cataluña en Barcelona (España) de 7.000 habitantes.
La pareja conformada por Ana y Daniel Parra son hijos del mismo padre, en un principio quisieron entablar una relación de hermanos pero se enamoraron y no lograron hacerlo, a pesar de que se esforzaron al separarse en varias oportunidades.
Posteriormente, decidieron aceptar dicha atracción y continuaron adelante sosteniendo una relación sentimental que dio un fruto de dos hijos y ahora buscan casarse pero las leyes españolas se lo impiden.
Esta historia se desarrolló cuando Ana Parra tan solo era una niña, su madre estaba casada y quedó embarazada, pero cuando tenía unos algunos meses de nacida su padre las abandonó y formó otra familia.
“Yo sabía que mi padre se había juntado con otra mujer y había tenido un hijo. Siempre supe que tenía un hermano. De hecho, mi madre me decía si algún día quieres conocerlo me lo dices y ya”, indicó la española que actualmente tiene 34 años de edad.
Sin embargo, pese a la advertencia de su madre, la curiosidad invadió a Ana y en el año de 2006 decidió empezar a buscar a su hermano y para ella la mejor forma de hacerlo fue a través de la red social de Facebook.
A la edad de 20 años, Ana encontró a su padre y a su hermano que tenía en ese entonces 17 años y se llamaba Daniel Parra. Como tenían el mismo apellido no quería asustarlo y entonces solo decidió agregarlo desde el perfil de uno de sus amigos para no perderle el rastro ya que quería ver quién era, cómo era su vida y dónde vivía.
Según Ana, un día cualquiera su hermano compartió una publicación en la que le contaba a sus amigos de esta red social que había aprobado el examen de conducción para obtener su licencia, y ese fue el momento perfecto para que ella tratara de tener una conversación con él.
“Yo me decidí a escribirle. Le puse ‘felicidades’, nada más. Mi miedo era que él no supiera de mi existencia, a ver si voy a hablarle ahora y le desmorono todo su mundo, a ver si me rechaza o a ver si piensa que busco algo más”, indicó Ana.
Pero Daniel solo disminuyó sus expectativas, al responderle el mensaje con sólo “gracias” y fue en ese preciso momento que Ana no logró contenerse y decidió contarle la verdad de quién era.
“¿Sabes quién soy?” A lo que Daniel le respondió “no lo sé, pero lo imagino”, él le pidió que mejor fuera ella quien se lo dijera, a lo que Ana lo dejó congelado al contarle que era tu hermana.
Daniel cuenta que ya conocía que su padre había tenido una hija en un matrimonio anterior y había una fuerte razón por la él que no había tenido con ella una vida de hermanos.
“Mi padre me había dicho que no se la dejaban ver y que por eso había perdido el contacto”, explicó el hombre que actualmente tiene 30 años.
Luego de la impactante noticia fijaron una fecha para encontrarse y conocerse, y fue en ese preciso momento que se dieron cuenta que siempre habían estado cerca, ya que los dos vivían en la misma provincia española.
“Nos vimos, nos abrazamos y nos echamos a reír, era una situación rara, hasta era cómica, éramos hermanos pero no nos conocíamos de nada”, contó la pareja.
Los jóvenes fueron fortaleciendo su relación, Ana, que en ese entonces tenía novio terminó su relación y se mudó muy cerca de donde vivía su hermano, empezó a compartir más tiempo con él, conoció a sus amigos, empezaron a salir de fiesta, a ir a conciertos y a salir a comer.
Luego de esto, la pareja de hermanos decidió irse a vivir juntos porque Ana vivía con lo justo así que Daniel (que tenía un sueldo fijo y vivía con el padre de ambos) le hizo dicha propuesta.
“Todo el mundo lo veía y nos decían, es que no es normal la relación que tienen. Nosotros nos enfadábamos. ¿Pero qué dicen? Que no hay nada raro. Pero todos insistían, ¿Es que no lo ven? Hasta que un día nos fuimos de fiesta y estábamos bailando, tomando algo y Daniel me dio un beso”, aseguró Ana.
Posteriormente, Daniel la tomó del brazo y la separó del grupo para volver a besarla, y pasaron toda la noche juntos. Según Daniel, nunca lo pensó y tampoco fue premeditado, simplemente su cuerpo había hablado por él. Pero al día siguiente, vinieron los remordimientos y los cuestionamientos, y empezaron a preguntarse qué habían hecho.
“Es que por más que no tuviéramos sentimientos de hermanos la sociedad te impulsa a creer que está mal. Pero somos hermanos porque lo dice un papel, el sentimiento no es ese, si hubiese estado ese sentimiento de hermanos no hubiese pasado entre nosotros nada de esto”, explicó Daniel.
Luego de esto, la pareja de hermanos tomó la decisión de esforzarse para que no sucediera nada entre ellos, ya que su relación ya había empezado a ser el tema de conversación de varios de sus allegados.
“Seguimos un poco la rutina de intentar que no sucediera nada entre nosotros, pero cada vez sucedía más a menudo. Él me lo decía, es que eres mi hermana, no puedo estar contigo. Y a mí ahí como que me cambió un poco el chip. Pensé no es que no quiere estar conmigo, no es que no me quiera, no está conmigo porque soy su hermana, porque se supone que está mal”, acotó Ana.
Luego de distanciarse por algún tiempo, un día Daniel la llamó y le dijo que no quería estar lejos de ella y buscando la libertad que no tenían en el pueblo se fueron a visitar a unos amigos a Londres. Fue ahí por primera vez caminaron de la mano, cenaron afuera, hicieron vida de pareja.
Cuando volvieron a España, ya dispuestos a salir del closet, comenzaron a tener una relación de novios a la vista de todos. Llegaron las entrevistas, las propuestas de hacer la película desde EE. UU., Europa.
Después de ese largo camino, decidieron tener una familia y antes de decidir dejar de tomar anticonceptivos, fueron a ver a varios especialistas ya que querían conocer si por su grado de consanguinidad un bebé de los dos podría tener algún problema genético.
“El riesgo de que nacieran con algún tipo de enfermedad recesiva (las que todos genéticamente portamos pero que necesitan de otra mitad para que se pueda transmitir) es de un 4% mayor que una pareja que no comparte genes”, indicó la pareja de hermanos.
Y fue así que Ana quedó embarazada en el primer mes de buscarlo, y los exámenes que se realizó determinaron que venían en camino dos hermosas gemelas.
“Lo que pasó es que perdí a una, yo ya estaba casi de 3 meses. Y ahí nos acojonamos en plan ‘madre mía, ¿qué está pasando? Contactamos con una genetista que nos habían recomendado y nos transmitió calma: es verdad que había un pequeño porcentaje mayor de que los niños vinieran enfermos, pero era mínimo”, manifestó Ana.
Ana había perdido a una de las gemelas, pero los médicos les explicaron que dicha pérdida pudo haberse dado por algún coágulo de sangre, quizás producto de algún esfuerzo o por mala implantación.
“Nadie te asegura 100 % que un bebé nazca sano, pero que en nuestro caso nuestros hijos no tenían chances de heredar enfermedades genéticas”, narró la mujer.
Posteriormente, llegó un segundo embarazo, el varón. Hoy sus hijos tienen 5 y 3 años y van a un colegio Montessori, donde acogen a todo tipo de familias.
Sin embargo, el deseo de casarse quedó postergado porque el Código Civil de España prohíbe el matrimonio entre parientes directos, y Daniel señala que esto le parece totalmente absurdo.
“Compartimos la libreta de familia. Yo estoy reconocido ahí como padre de mis hijos y ella como la madre. O sea, todo es legal excepto que no podemos ser pareja legalmente. Eso es algo que todavía no entendemos”.