Seis días después de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, las relaciones diplomáticas entre ambos países sufrieron un golpe sin precedentes. Trump impuso las sanciones más duras de la historia reciente contra Colombia, afectando tanto el ámbito económico como el diplomático. En el ámbito económico, el país fue incluido en la lista de naciones a las que se les aumentarían los aranceles, similar a lo que sucedió con México y China. En el plano diplomático, Colombia fue colocada en una lista restringida, prohibiéndole a sus funcionarios y sus familias el ingreso a EE.UU.
Este conflicto fue el resultado de unas medidas anunciadas por Trump en su discurso inaugural. En ese contexto, el presidente Gustavo Petro adoptó una postura desafiante, al negarse a recibir dos vuelos de deportados colombianos que ya habían sido autorizados. Pocas horas después intentó corregir su decisión, ofreciendo el avión presidencial para el traslado de los colombianos, pero ya era demasiado tarde. El presidente Trump respondió rápidamente, imponiendo aranceles a todos los productos colombianos y bloqueando las visas de Petro, su gobierno, y los miembros de su partido.
Marco Rubio, el recién nombrado secretario de Estado de EE.UU., expresó que Trump había dejado claro que bajo su administración no toleraría engaños ni abusos, subrayando que Colombia debía recuperar a sus ciudadanos de manera “seria y expedita”. La cancelación de los vuelos, que Petro había autorizado previamente, fue vista como un acto irresponsable, exacerbado por un error grave: el presidente colombiano había confundido la aeronave militar con una civil.
La diplomacia de Petro, que también incluye su activa participación en la red social X, ha sido criticada. En su respuesta pública a Trump, Petro publicó un mensaje donde, además de defender su postura, se mostró como víctima de un ataque político. La publicación estuvo llena de divagaciones, pasando desde referencias a figuras históricas hasta comentarios filosóficos sobre la cultura estadounidense, lo que pareció restar seriedad al tema.
En su mensaje, Petro adoptó un tono desafiante: “Si conoce a alguien terco, ese soy yo”, dijo, aludiendo a su resistencia frente a las presiones extranjeras. También afirmó que, aunque Trump podía utilizar su poder económico para presionar, él no cedería y se comparó con figuras históricas que resistieron dictaduras, como Salvador Allende. A lo largo del trino, Petro se posicionó como un defensor de la independencia y la soberanía de Colombia, afirmando que no quería “esclavistas” cerca de su nación, refiriéndose a los Estados Unidos.
En un giro más emotivo, Petro apeló a la historia y la cultura latinoamericana, evocando la imagen de Colombia como una tierra rica en diversidad y resistencia. Su mensaje incluyó referencias poéticas, comparándose con los personajes de Gabriel García Márquez y expresando su conexión con la “sangre” de las civilizaciones antiguas.
La tensión entre Colombia y EE.UU. se intensificó con la amenaza de que Petro también impondría aranceles a los productos estadounidenses, lo que podría profundizar aún más las fricciones entre ambos países. Aunque Colombia no estaba entre las prioridades de la administración de Trump, el presidente Petro ha logrado colocar a su país en el centro de la política exterior estadounidense, pero en un contexto negativo, lo que abre un capítulo incierto en las relaciones bilaterales.