En una carta dirigida a sus demás colegas de la Asamblea de Santander, el diputado Jesús Alfredo Ariza, confirmó su renuncia a la curul de diputado del departamento, esto luego de que fuera señalado de haber agredido a su pareja, hecho que quedo registrado en un video que se filtró en redes sociales y en el que se observa a Ariza insultando y amenazándola con pegarle.
“En mi calidad de diputado y presidente de la Asamblea Departamental de Santander, manifiesto a la honorable corporación, que he tomado la decisión de renunciar a mi curul de diputado del departamento y a la presidencia de la misma, con el propósito de preservar la dignidad de la Asamblea y el normal ejercicio de sus atribuciones públicas, y simultáneamente dedicarme a la defensa de mi buen nombre y de mi presunción de inocencia ante las descontextualizadas denuncias promovidas en mi contra por una presunta violencia intrafamiliar”, dice el primer párrafo de la carta.
El pasado viernes 22 de marzo, tras hacerse público el video, el diputado Jesús Ariza, ofreció una rueda de prensa, acompañado de su madre y sus tres hermanas, donde, pese al comportamiento que se observa en el video, expresó el respeto hacia las mujeres, lo que reiteró en su carta de renuncia al cargo de elección popular.
“Siempre he profesado un gran amor, y profundo respeto por las mujeres. Mi familia está integrada totalmente por mujeres (mi madre, mis tres hermanas, mi sobrina, mi pareja) y por mi formación y por un entrañable afecto y cariño al género femenino, jamás incurriría en una conducta que pudiere hacerle daño a una mujer”, dijo Ariza.
Agrega en la carta: “debo eso si dejar claro ante la opinión pública que no soy adicto a las drogas ni a sustancias psicotrópicas, ni tampoco ejercí violencia contra la denunciante que ha montado una campaña de desprestigio en mi contra, a través de la producción y edición de videos espurios y manipulados”.
Dice también que la mujer lo provocó para que reaccionara de esta manera y que pudo haberse equivocado.
“Reconozco que pude incurrir en un error grave por el tono, el vocabulario y las palabras ofensivas que expresé en una conversación con la denunciante, fruto de la planeada provocación urdida por esta señora en mi contra y en la exaltación del
ánimo que me causó esta injusta provocación; razón por la cual, asumo las consecuencias públicas de esa equivocación”.