La jornada comenzó con la misa “Pro Eligendo Pontifice” en la Basílica de San Pedro. Luego, los purpurados ingresaron en procesión a la Capilla Sixtina, donde prestaron juramento y se dio la orden de extra omnes («todos fuera»), marcando el inicio formal de la elección.
¿Cómo se elige al nuevo pontífice?
Cada cardenal escribe a mano el nombre de su elegido en una papeleta, la deposita en una urna y se realiza el conteo. Se requieren dos tercios de los votos para que haya papa. Si no se logra, las papeletas se queman y el humo negro que sale por la chimenea indica que aún no hay decisión. El humo blanco anunciará al mundo que Habemus Papam.
La votación puede extenderse varios días. Si no hay elección tras tres jornadas, se hace una pausa para orar y luego se retoman las votaciones.
El elegido se convierte de inmediato en Sumo Pontífice si acepta el cargo y escoge su nuevo nombre. Desde el balcón central de San Pedro será presentado a los fieles y al mundo con la esperada frase en latín: Habemus Papam.