Esta afección degenerativa es la causa más común de demencia, un deterioro continuo en el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales que afecta la capacidad de una persona para vivir de forma independiente.
El doctor Juan Fortea, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), señala para el portal web ABC Sevilla que “a pesar de que la edad es el principal factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer, es importante tener en cuenta que esta enfermedad y sus síntomas no forman parte del envejecimiento normal del cerebro. Se tiende a pensar que es normal que una persona, con los años, pierda memoria y capacidades cognitivas”.
Aunque la causa de la enfermedad aún se desconoce, los expertos aseguran que tiene que ver con un origen multifactorial en el que pueden estar implicados en procesos como la acumulación de ciertas proteínas cerebrales, neuroinflamación, inmunidad, cambios vasculares y genética. Sin embargo, también existen los factores de riesgo que están netamente ligados con el estilo de vida.
“Se han identificado varios factores de riesgo modificables que permitirían prevenir al menos un 30% de los casos de demencia en el mundo. Sin embargo, según nuestros estudios, menos de un 50% de la población española conoce cuáles son los factores de riesgo modificables de la enfermedad” destacó el doctor.
En ese sentido, los neurólogos han dado a conocer una serie de medidas protectoras que pueden evitar la aparición del Alzheimer:
• Mantenerse intelectualmente activos, practicar ejercicios mentales.
• Fomentar el buen estado de ánimo.
• Conservar el contacto personal con amigos y familiares, ya que aislarse puede llevarlo a sufrir trastornos emocionales.
• Abandonar el consumo del alcohol y tabaco.
• Realizar ejercicio físico.
• Tener un peso saludable.
• Seguir una dieta adecuada, que sea rica en vitaminas y proteínas.
• Controlar la diabetes.
• Regular los niveles de la presión arterial.
• Corregir la pérdida de audición a tiempo.
• Evitar los traumatismos cerebrales.
• Evitar la exposición a la contaminación ambiental.
Cabe resaltar que la actividad física, es uno de las medidas más eficaces para combatir esta afección. Las investigaciones muestran que los individuos que son físicamente activos son menos propensos a tener un deterioro de la función mental y tienen un menor riesgo de padecer Alzheimer.
Además, la Organización Mundial de la Salud explica que para ejercitarse no es obligatorio acudir a un centro deportivo. “Entre las actividades físicas más comunes cabe mencionar caminar, montar en bicicleta, pedalear, practicar deportes, participar en actividades recreativas y juegos; todas ellas se pueden realizar con cualquier nivel de capacidad y para disfrute de todos”.
En cuanto a la alimentación, la dieta mediterránea es una opción para mantener un cerebro sano. Este tipo de alimentación se caracteriza por disminuir los niveles elevados de colesterol y de glucosa en la sangre, además de prevenir enfermedades como la demencia.