María Carolina Hoyos, hermana del precandidato presidencial, habló públicamente sobre la esperanza que sostiene a su familia tras el atentado del que fue víctima su hermano, y reveló que para ellos, cada acontecimiento vivido desde ese momento ha sido un milagro que atribuyen a la intercesión de San Charbel, santo venerado en la tradición maronita.
En entrevista con W Radio, María Carolina relató cómo, desde el primer instante en que recibió la noticia, mientras se encontraba en España tras haber recorrido el Camino de Santiago, la fe que heredaron de sus antepasados libaneses se activó como un impulso vital para resistir la crisis.
“Desde que supe lo que había pasado, sentí que San Charbel estaba obrando. El traslado, la atención médica inmediata, que estuviera el doctor Hakim, quien también es devoto, todo lo que ha pasado ha sido un milagro, y solo falta que se consolide con su recuperación total”, expresó con profunda convicción.
La familia, conocida por su historia marcada por el dolor, su madre, Diana Turbay, murió durante un intento de rescate en 1991, ha encontrado nuevamente en la espiritualidad una fuente de consuelo. “El milagro no fue que mi mamá viviera, pero ahora estoy segura de que Miguel se va a recuperar porque se lo merece y nosotros lo necesitamos”, afirmó Hoyos.
La devoción a San Charbel, “el santo de los imposibles”, ha estado presente durante generaciones en su familia. “Este es un santo que nos ha acompañado toda la vida. Mi mamá, Miguel y yo siempre hemos creído en él”, dijo. Desde que ocurrió el atentado, María Carolina ha aplicado el aceite de San Charbel sobre el brazo de su hermano y ha rezado la novena con disciplina. “Es como tener a Dios en un frasquito”, aseguró.
Afuera de la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde permanece internado Miguel Uribe, decenas de personas se han reunido para orar, encender velas y acompañar a la familia. Para María Carolina, esa energía colectiva también hace parte del milagro en construcción. “Esa fuerza que nos ha rodeado desde el primer momento ha sido decisiva. San Charbel está presente en todo lo que ha pasado”.
Además de la fe, la familia se ha volcado a proteger a los más vulnerables, como Nidia, la abuela de 94 años, quien tuvo un gesto que conmovió a todos al pedir que le pusieran un “trapito blanco en la cabeza a Miguel”, símbolo que interpretaron como una bendición.
María Carolina Hoyos concluyó con un mensaje de esperanza: “Queremos que Miguel regrese a casa, que vuelva a ser el padre de Alejandro, su hijo de cuatro años y medio, la misma edad que él tenía cuando perdió a nuestra mamá. Seguimos firmes, con los pies en la tierra, pero convencidos de que este milagro se va a consolidar”.
