Con esta operación, Washington marca oficialmente su entrada activa en la guerra que sacude la región.
Los ataques, ejecutados por bombarderos estratégicos B-2, fueron calificados por el mandatario como «exitosos», mientras que fuentes del Departamento de Defensa aseguraron que no se registraron bajas estadounidenses durante la ofensiva. Además, señalaron que se han reforzado las medidas de seguridad para los más de 40.000 soldados desplegados en la zona.La comunidad internacional sigue con atención los acontecimientos, en medio de temores de una escalada mayor.
Desde Turquía, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, responsabilizó directamente a Estados Unidos por las consecuencias del ataque y calificó la acción como una “agresión injustificada”.“La administración belicista y sin ley de Washington es la única y total responsable de las peligrosas consecuencias y las implicaciones de largo alcance de su acto de agresión”, afirmó Araghchi, dejando entrever una posible respuesta militar.
Aunque también señaló que “la puerta a la diplomacia siempre debe estar abierta”, admitió que “este no es el caso ahora”.Estados Unidos, por su parte, ha reiterado que cualquier contraataque será respondido “con una fuerza mucho mayor”, aumentando la tensión en una región ya sacudida por múltiples frentes de conflicto.El mundo observa con creciente preocupación mientras se avecina un nuevo capítulo de incertidumbre geopolítica.