Desde hace un mes, el paradero de Iván Márquez, excomandante de las FARC y líder de la disidencia conocida como la Segunda Marquetalia, ha sido un misterio. Tras someterse a una cirugía en Caracas, su ausencia ha dado pie a especulaciones sobre su posible fallecimiento. La situación ha generado alarma en el gobierno de Gustavo Petro, que está investigando la veracidad de los rumores.
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La operación de Márquez fue reportada como delicada, lo que intensifica las preocupaciones sobre su salud. La falta de información sobre su estado ha llevado a que el alto comisionado para la paz, Otty Patiño, busque esclarecer su situación. Este silencio es inquietante, ya que el líder disidente había mostrado disposición al diálogo en el pasado, a pesar de su retorno a la lucha armada.
La posibilidad de la muerte de Márquez podría cambiar el panorama del proceso de paz en Colombia. Su figura es clave no solo para la disidencia de las FARC, sino también para la estabilidad en regiones afectadas por el conflicto. Si se confirma su fallecimiento, esto podría abrir un nuevo capítulo en la historia del país, ya que podría desestabilizar a los grupos que lo siguen.
Mientras la incertidumbre persiste, la sociedad colombiana se mantiene a la expectativa, preguntándose si Iván Márquez realmente ha muerto o si, de alguna manera, seguirá siendo un actor en la compleja narrativa del conflicto colombiano. Las respuestas son cruciales no solo para entender el futuro de su grupo, sino también para el rumbo del país en su búsqueda de una paz duradera.