El dictamen lo entregó el organismo forense con la presencia de la vicefiscal general, Marta Mancera; el director del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI), Alberto Acevedo, y dos expertos. La Fiscalía entrega “certezas judiciales y no basamos nuestras investigaciones en especulaciones”, advirtió Mancera antes de dar el dictamen.
En la inspección en el lugar de los hechos, los investigadores encontraron que se había producido un solo disparo, que el oficial tenía empuñada el arma y que en su mano derecha había salpicaduras de sangre, todo lo cual, además de otros hallazgos, conduce a la certeza del suicidio como manera de muerte violenta.
El dictamen de Medicina Legal, a cargo del doctor Jorge Eduardo Paredes, estableció que el coronel Dávila Torres falleció a las 6:18 de la tarde del viernes 9 de junio por un disparo que él mismo se propinó dentro de la camioneta en la que estaba.
La confirmación del hecho se dio 13 días después de que el cuerpo del coronel Dávila Torres fuera encontrado sin vida por el conductor que lo acompañaba, el subintendente Javier Galeano Arango, en el interior de su camioneta, lo que desató la intriga y una ola de hipótesis sobre lo que habría ocurrido.
“El teniente coronel de la policía, Oscar Dávila, adscrito a la seguridad de la presidencia se la República ha muerto por suicidio”, escribió ese día Petro, pero además dio detalles de la situación como si él mismo hubiera hecho una inspección del lugar. “Cerca a su casa mandó a su conductor por una botella de agua, éste dejo su pistola en el asiento y cuando regresó delante de él se suicidó con un disparo en la cien [sic] con la pistola que había dejado. No hay más disparos en el lugar”.
El hecho de que el dictamen de Medicina Legal corrobore la hipótesis que planteó Petro desde el principio no le resta gravedad al hecho de que el mandatario y su ministro de Defensa no hubieran esperado el concepto de las autoridades competentes, en una clara expresión del desdén por la separación de poderes y por el respeto que se debe a las competencias de cada rama del poder público.
La muerte del coronel Dávila Torres llamó la atención de todo el país porque, además de ser un oficial de alta graduación de la Policía, estaba inmerso en un caso de interés nacional: el escándalo que desataron dos de los más estrechos colaboradores de Petro, Laura Sarabia y el exembajador de Colombia en Venezuela Armando Benedetti, trenzados en una cerrada disputa palaciega de intrigas y poder.
Dávila Torres debía responder por las chuzadas a dos exempleadas de Sarabia, llevadas a cabo en el marco de la investigación por la pérdida de una gruesa suma de dinero en la casa de la ex jefa de gabinete de Petro, y que, según un testigo de Semana, serían 3.000 millones de pesos que pertenecerían al mismo mandatario.