Las víctimas se desplazaban, en sentido norte-sur, a bordo de un automóvil Hyundai I10 de placas GUK-802 de Guacarí, cuando colisionaron con un camión cisterna Eagle 6400 que, al parecer, invadió el carril por donde avanzaba el pequeño vehículo.
Los ocupantes del automóvil siniestrado fueron identificados como Angelmiro Granados Acevedo, y Carlos Humberto Delgado Chaparro, de 46 y 53 años de edad respectivamente, quienes murieron en el lugar de los hechos.

Granados era natural de Pamplona (Norte de Santander), ciudad en la que precisamente inició su camino sacerdotal en el Seminario Menor San Pedro Apóstol. También se indicó que era cura párroco de la Diócesis de Buga, perteneció a la Congregación Misioneros de la Preciosa Sangre, Provincia Latinoamericana, fue capellán del Colegio San Tarcisio de Bogotá durante nueve años y actualmente se desempeñaba como párroco de la comunidad de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en el corregimiento de Presidente (San Pedro) y además como capellán del Colegio Diocesano Gimnasio Central del Valle de la ciudad de Buga.
Su acompañante y también víctima fatal de este accidente, era natural de Tuluá y egresado del colegio Salesianos San Juan Bosco. Igualmente era ingeniero químico de la Universidad Católica de Pereira y adelantó estudios de docencia en una universidad de Chile. Fue funcionario de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda – Carder en Pereira, visitador médico y docente en la institución Gimnasio del Pacífico y en el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA.

Finalmente se informó que era misionero católico, actividad que desempeñó en la Parroquia la Santa Cruz de Tuluá, en la San Pedro Apóstol de San Pedro, en la del corregimiento Chancos y actualmente pertenecía a la comunidad de Presidente.
En la mañana de este miércoles se ofició una ceremonia eucarística en nombre del padre Granados en la Parroquia de San Pedro Apóstol de San Pedro, la cual estuvo presidida por el sacerdote Álvaro Hernández y su hermano Gregorio Granados, también religioso.
Hay gran pesar en la comunidad por la pérdida de estos dos hombres consagrados a la vida espiritual y quienes siempre estuvieron dispuestos a ayudar a quienes lo requerían.