Según versiones entregadas por la comunidad, Diego había llegado desde muy joven al corregimiento desde El Placer, zona rural de Guadalajara de Buga. Desde entonces, se dedicaba a labores agrícolas y era ampliamente reconocido por su carácter trabajador, además de ser un apasionado por el deporte, en especial el fútbol, disciplina en la que se destacaba como jugador aficionado.
Diego Pérez deja una bebé de apenas 8 meses de nacida, una nueva víctima inocente que crece ahora con la ausencia de su padre.
Las autoridades investigan los móviles de este nuevo hecho violento que enluta a la región y se suma a la preocupante ola de homicidios que sigue afectando las zonas rurales del Valle del Cauca.