Kevin Alejandro Rodríguez Ocampo, de 15 años de edad, el lunes primero de marzo se encontraba efectuando la reparación a una motocicleta a un costado de su vivienda, construida sobre una ladera y muy cerca a la quebrada La Pradera, cuando de repente se registró un movimiento en masa que lo lanzó hacia el afluente, momento a partir del cual no se volvió a saber nada de él.
Organismos de socorro de la región, tras ser informados sobre lo sucedido, dieron inicio a las labores de búsqueda del cuerpo que se prolongaron durante 30 días, por cuanto las mismas se vieron suspendidas en varias ocasiones debido al crudo invierno que azotaba el sector. De igual manera, las grandes palizadas que generaron las lluvias, así como el lamentado estado de las vías de la zona dificultaron el rápido hallazgo del cadáver.
DATO: El corregimiento La Pradera está ubicado a 40 minutos de distancia del casco urbano del municipio de San pedro.
A pesar de que el alcalde de este municipio, Jhon Jaime Ospina, contó con la ayuda de la Oficina de Gestión del Riesgo de Tuluá, que apoyó las labores de búsqueda, por cuanto la quebrada en que cayó el joven desemboca en el río del vecino municipio, no se obtuvieron resultados positivos.
Fue así como solo hasta el pasado martes 30 de marzo, sobre las nueve de la mañana, moradores del sector hallaron el cuerpo del menor entre una palizada, a 500 metros de distancia de donde sufrió el accidente.
Kevin, el mayor de dos hermanitas de 12 y 10 años de edad, será recordado por los suyos como un joven alegre, servicial y muy obediente.
Según lo informado por Laura, su madre, el adolescente cursaba el grado décimo en la institución educativa Julio Caicedo Téllez del corregimiento de Buenos Aires y soñaba con ser veterinario, pues amaba a los animales, en especial los caballos.
Entre sus pasiones también estaba el fútbol, razón por la cual hacía parte del equipo de la vereda Naranjal e igualmente, en sus ratos libres, disfrutaba ver las peleas de gallos.
En lo que va corrido del año en el Valle de Cauca 13 personas han perdido la vida por cuenta de desastres naturales, dos por tormenta eléctrica, tres por remoción en masa y las ocho restantes han sido víctimas de crecientes súbitas e inmersión.