La víctima, casado y padre de dos pequeños de dos y cinco años de edad, vivía con su esposa y su hijo menor en el corregimiento de Huasanó, municipio de Trujillo, cuyos pobladores lo recuerdan como un joven trabajador, apegado a su familia y poseedor de una alegría contagiosa.
Igualmente dicen que era un buen cocinero que, además, le gustaba reparar todo tipo de elementos, en especial lo relacionado con la mecánica.
En la actualidad se dedicaba a oficios varios.
Con el crimen de este joven ya son 120 las personas que han perdido la vida de forma violenta en el municipio en lo que va corrido del presente año.