De acuerdo con lo establecido, el teniente Harold Álvarez, padre del pequeño, quien laboraba con el Inpec en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Máxima y Mediana Seguridad de Palmira, habría decidido poner fin a sus días disparándose, al parecer, con su arma de dotación.
Según versiones de algunos allegados, Álvarez habría aprovechado que estaba solo en el hospedaje de las casas fiscales para acabar con su vida.
Incluso, esas mismas personas señalaron que en uno de los estados del whatsapp de la víctima había un mensaje que decía: «Dios perdona mis pecados y llévame a estar con mi hermoso hijo».
No obstante, este hecho es materia de investigación por parte de las autoridades. Recordemos que el niño murió horas después de la explosión de una polvorería en una vivienda del barrio La Asunción, ocurrida el sábado 27 de agosto.