Y en Tuluá, uno de los municipios con la más variada oferta alimenticia, hay un lugar donde la tradición del buen comer tiene un punto de encuentro obligado.
Ese sitio es la galería de Tuluá y en ella el restaurante de Gloria Amparo Vallecilla. “La negra del sabor”, como la llaman sus clientes, una mujer afro de ojos grandes y sonrisa amplia de la que brota una alegría tan natural como su manera de cocinar.
Según lo relata, llegó hace 30 años a trabajar al restaurante que por más de dos décadas administró su señora madre Rosa María Vargas.
Recuerda que por esas calendas, su progenitora decidió emprender un viaje a Europa y le pidió que se encargara del negocio por tres meses, pero nunca cumplió esa promesa, pues cuando regresó le dijo que no seguiría cocinando y desde entonces Gloria Amparo madruga a las 4 de la mañana, de domingo a domingo, para cumplirle la cita a la clientela que ha logrado fidelizar.
DATO: Un plato en el restaurante de la negra Gloria oscila entre los 9 mil y los 13 mil pesos, depende del cliente..
“Este es un lugar hermoso, es mi segunda casa donde paso más de 12 horas diarias”, dice la mujer mientras toma reposo de la larga jornada del día.
De todo y para todos
Una de las características de este sitio que se encuentra en el patio principal del antiguo pabellón de carnes, hoy día convertido en centro comercial, es que tiene una variedad de platos que van desde un café para calentar la mañana, un caldo de pajarilla o de costilla o porque no una carne en bistec o un hígado encebollado para los que gustan desayunar trancado.
Pero si decide ir almorzar puede pedir una bandeja tradicional, un sancocho trifáscico, carne o pescado al gusto.
“Mi amor, aquí se le da al cliente lo que pida y hasta más” afirma Gloria Amparo dejando escapar una risa cargada de picardía y malicia que hace parte de la característica de su personalidad.
Un solo secreto
En su hablar desparpajado y sencillo esta cocinera, que no esconde las canas que contrastan con su piel negra, afirma que el único secreto para enamorar y fidelizar un cliente es el amor que le pone a todo lo que hace.
“Usted puede madrugar, comprar los mejores productos, pero sino le pone el amor necesario no le pone sabor para nada”, afirma.
Eso sí, hace una salvedad y marca diferencia entre el amor y el toque secreto que le pone a cada plato que ofrece, pues ese es inherente a la personalidad y ese no se puede revelar ni siquiera a las mujeres que la acompañan a diario.
Las especialidades
Aunque, como se escribió en los parrafos iniciales, Gloria y su equipo preparan lo que el cliente pide, son los caldos de pescado y el de pajarilla los reyes de la cocina.
En el caso de la pajarilla es el producto preferido de los domingos y de manera especial de quienes llegan poseídos por el guayabo o la resaca después de una noche de copas.
Este producto cárnico que hace parte del buche de la vaca es un alimento que posee una alta carga proteínica al contar con componentes comoTiamina, Riboflavina, Niacina y vitamina C.
En el argot de la galería y de los comensales, ese plato es popularmente conocido como el caldo levanta muertos, pues según testimonios reales no hay guayabo que se le resista.
Pero también hace parte de la preferencia de los clientes, el pescado en todas sus presentaciones, frito y sudado, y claro está el tradicional sancocho.
De hecho y luego del cierre obligado por el covid-19, los clientes aumentaron el consumo de este producto, pues la consigna era subir las defensas y es que el pescado tiene un alto valor nutritivo al proporcionar proteínas de gran calidad y una amplia variedad de vitaminas y minerales, como las vitaminas A y D, fósforo, magnesio, selenio, y yodo, en el caso del pescado de mar.
Una dura prueba
Para esta mujer, que solo cierra su restaurante el 25 de diciembre y el primero de enero, el aislamiento generado por la pandemia fue una prueba de las más difíciles de afrontar, pero ha logrado de manera paulatina reactivarse y reconoce que la fidelidad de la clientela es fundamental.
“Yo tengo clientes de toda la vida y en esas mesas han estado todos los políticos, candidatos a la alcaldía, alcaldes, concejales, comerciantes, empresarios y a todos se les atiende por igual, pues acá no hay ninguna clase de preferencia con nadie”, sentencia la mujer que recibe y despide al cliente con una sonrisa que lo invita a volver.