Para el próximo año lectivo es altamente probable que venga una ola de promociones anticipadas en los colegios públicos y privados, si lo que se desea es hacer justicia social en el campo educativo con los tres casos que voy a mencionar; obviamente, con aquellos educandos que tengan las aptitudes y actitudes para lograrlo.
Lo anterior a causa de una población estudiantil víctima de la pobreza extrema que nunca pudo estudiar cuando entró la cuarentena; simplemente salieron del sistema educativo a raíz de la zona rural y/o las condiciones en las que vivían.
Los gastos que se derivaron de la virtualidad como la adquisición de equipos tecnológicos, planes de datos, entre otros gastos que nunca se pudieron prever, dejaron en jaque a muchas familias; lo que conllevó a que muchos niños y niñas se retiraran en alguno de los ciclos de formación cuando estos aparatos dejaban de funcionar de forma idónea ante la imposibilidad de adquirir uno nuevo o tan siquiera de repararlo.
Hubo también quienes sufrieron al hacerle frente a las clases en línea, sobre todo para los educandos de la primera infancia en preescolar y primaria, porque en definitiva no tenían aún el desarrollo, la capacidad, las competencias mínimas para manejar los medios tecnológicos en medio de toda esta época de pandemia, o la paciencia para seguir adelante, por el estrés acumulado.
Por una u otra razón, lo cierto es que recuperar el tiempo perdido tendrá que poner a la sociedad en su conjunto a repensar, a planificar, o prevenir al menos el impacto sobre ellos a través del acoso escolar que se pueda generar en 2022 por el desface entre la edad y el grado al que van a llegar.