El reclamo de la mujer de 67 años es el mismo que hace Omar Bejarano, un agricultor que tiene problema de movilidad y quien debe ir a la clínica Mariángel de manera periódica.
DATO: El puente peatonal de la 40 se construyó en el año 2002 en el gobierno de Francisco Javier Gálvez
“El que tiene para el taxi o puede montar en moto no tiene lío pues lo dejan en la puerta de entrada, pero los que llegamos en bus o caminando quedaríamos expuestos a ser atropellados en esta vía que tiene un alto tráfico vehicular”, precisó el señor Bejarano al ser consultado por EL TABLOIDE.
Fue un logro de todos
Por su parte Martín Meneses, pensionado de un ingenio azucarero, indicó que el alcalde que dice ser el de la gente y para la gente debe ir hasta el lugar y darse cuenta que si bien es cierto no es una romería de personas que cruzan por el puente, “los que lo usamos como yo merecemos que no lo derriben y bastaría con restaurarlo, pintarlo y señalizarlo”.
“Yo invito al alcalde John Jairo que hable con los que vamos a la clínica siempre y se de cuenta que falta es un poco de voluntad y amor por las cosas de la ciudad”, expresó el ciudadano.
Así mismo señaló que lo sorprendió el haber leído en EL TABLOIDE la opinión de la Secretaria de Obras de Tuluá y de un señor de Cali decir que el puente amenaza ruina. “Yo lo que creo es que no saben de la historia de este puente que fue una lucha de los pensionados cuando acá estaba el Seguro Social hasta que logramos que el alcalde Pachito Gálvez lo construyera”, puntualizó.
Que lo reconsideren
Aunque la alcaldía de Tuluá se basa en un informe de Gestión del Riesgo para tomar la decisión de tirar al piso la estructura, los tulueños consultados se mantuvieron en su propuesta de restauración y no demolición, pues los dejaría expuestos a la hora de cruzar por el lugar que mantiene un alto flujo vehicular, de manera especial en las horas de la mañana. “Queremos que esta queja que hacemos a través de este medio sea acogida por el señor alcalde y sus funcionarios”, apuntó Meneses.