El proyecto hace parte de un paquete de obras que se anunciaron en la presidencia de Juan Manuel Santos y que, en Tuluá como en buena parte del país la revolución educativa quedó frenada pues la firma que contrató las megaobras no tenía la capacidad económica ni operarativa para construirlas.
En el caso de la Villa de Céspedes, construcciones como La Caldas, Rubén Cruz Velez e Industrial debieron ser demolidos los trabajos en los que ya se había avanzado por presentar fallas protuberantes en su diseño.
Tal como se observa en la fotografía que acompaña esta nota, los trabajos se iniciaron de cero por parte de la firma que asumió las obras, lo que representa un detrimento al patrimonio nacional y local, pues para poner las obras en marcha el municipio de Tuluá debió aportar recursos de vigencias futuras superiores a los 12 mil millones de pesos.
Si todo avanza dentro de lo presupuestado deberán estar listas en el primer semestre de 2022.