“Tenemos 13 pacientes críticos en Barranquiila y tres en Baranoa. Son hombres entre los 16 y 45 años con quemaduras muy graves en cara, cráneo, tronco”, explicó el secretario de Salud del Distrito, Humberto Mendoza.
Así las cosas, la cifra de víctimas mortales de este trágico accidente asciende a 12 y ya se cuentan más de 50 personas heridas.
Las versiones
Manuel Cataño Hernández, el conductor del camión que se volcó e incineró en el kilómetro 47 del corregimiento de Tasajera, en el Magdalena, asegura que el intento desesperado de las personas por sustraer la batería habría ocasionado las chispas que prendieron en fuego al vehículo y todo lo que se encontraba a su alrededor.
Aseguró que iba de Barranquilla con destino a Santa Marta cuando, a eso de las 7:40 de la mañana en una curva de la carretera, una babilla se le atravesó y lo hizo perder el control del vehículo que transportaba combustible.
“Yo intenté esquivar el animal, pero la llanta se me salió al borde de la vía y me fui a la cuneta”, indicó.
Manuel desesperadamente abandonó el vehículo “porque sabía que eso podía explotar” y que su “vida corría peligro”.
Lo que más impresionó de lo ocurrido al joven conductor es que mientras intentaba ponerse a salvo comenzaron a llegar varios individuos y no precisamente a ayudarle, sino con el propósito de ver qué podían llevarse del vehículo.
“Yo les dije que tuvieran cuidado porque era riesgoso estar ahí y me retiré a buscar a la policía”, precisó.
Al regresar con una patrulla, ya en el sitio había más personas con baldes y pimpinas. Dijo que, en ese momento, la policía intentó también persuadirlas sobre lo peligroso que resultaba estar encima del vehículo, pero, contrario a marcharse, la aglomeración era mayor.
“La gente estaba ciega y sorda. No prestaban atención a la advertencia que les hice yo, ni tampoco la policía, por eso en cuanto los vi haciendo maniobras para sacar la batería les dije a los agentes que teníamos que alejarnos porque eso iba a explotar”, añadió.
No pasó mucho tiempo de su premonición cuando se sintió el estallido. Los minutos siguientes fueron de caos y confusión en el sitio del siniestro.
“Muchas personas prendidas en fuego gritaban desesperadas pidiendo ayuda. Fue una situación impresionante y muy lamentable que se pudo evitar con tan solo atender a las autoridades”, insistió.
Manuel Enrique Cataño Hernández, quien es de La Jagua de Ibirico, Cesar, dijo que su estado de salud es favorable y que únicamente sufrió golpes en diferentes partes del cuerpo.