“Esto aumentó tanto en solicitudes, como en ofertas de este tipo de préstamos un 39.2%” detalló Andrés Nieto, analista de seguridad de la Universidad Central
El préstamo del dinero no es un delito, pero la usura sí lo es. Según la Dijin de la Policía, durante el 2020 se han registrado más de 1.338 denuncias por usura.
“Estas organizaciones de ‘gota a gota’, luego recurren a otros delitos como la extorsión, la amenaza e incluso las lesiones personales”, añadió Nieto.
Otro de los problemas es el movimiento económico ilícito que hay detrás de préstamos y que al finalizar puede terminar en medio de economías legales.
“Es la mejor forma de tomar esas rentas de microtráfico, de distribución de sustancias psicoactivas, del famoso pitufeo, del mercado ilegal de armas o de otras estructuras” expresó Andrés Nieto.
Durante la pandemia se presentaron dos escenarios: aquellos que tenían prestamos antes de la emergencia y que no han podido pagar porque se quedaron sin empleo o cerraron sus negocios y dos; aquellas personas que terminaron accediendo por necesidad tras la crisis que trajo el coronavirus.