Es satisfactorio para los seguidores del balompié disfrutar de una edición más de la Copa América, el torneo más antiguo del referido deporte, que en esta ocasión no se pudo desarrollar en Colombia, que compartiría sede con Argentina, como se había previsto en un comienzo, pero que se pudo trasladar de manera ágil al Brasil, país que tiene amplia trayectoria en la organización de esta clase de certámenes. La presencia de público en los estadios es un tema que se ha venido abordando con bastante cuidado, debido a los embates de la pandemia. De todos modos, se han dado pasos importantes en esta dirección en nuestro país, como ocurrió recientemente con el partido de la eliminatoria mundialista, entre nuestra selección y la escuadra argentina, que contó con la presencia de aproximadamente 10.000 espectadores. En otros territorios también se ha avanzado en este sentido, así se lee en internet que al partido entre las selecciones de Portugal y Hungría, celebrado en días recientes en el marco de la Euro-copa en el Puskas Arena de Budapest, asistieron “67.000 espectadores, donde las mascarillas no son obligatorias”. Estos datos son significativos, puesto que la presencia del público en los escenarios futbolísticos es fundamental para recuperar la esencia y el disfrute de este deporte. De otra parte, se espera que esta copa sirva para que nuestro combinado nacional haga los ajustes del caso para buscar una identidad futbolística que le permita recuperar el terreno perdido en el contexto de las eliminatorias del mundial que se jugará en Qatar en el 2022. Como es sabido, en el momento la ubicación de nuestro equipo en el ranking de las mencionadas eliminatorias no garantiza su asistencia al prenombrado torneo orbital. De allí la importancia de derivar las mejores lecciones de la Copa América, para que nuestro conjunto resurja fortalecido de tal evento y de este modo pueda lograr una casilla para la justa mundialista. Por consiguiente, los comentarios extradeportivos sobre la presencia o ausencia de determinados jugadores en las convocatorias oficiales pueden generar desconcentración y ruidos que no son recomendables en las actuales circunstancias. Por ello, el llamado se ha de centrar en expresar votos de confianza y en unir fuerzas en torno a los jugadores que se han escogido y que esperamos alcancen la gloria para beneficio del deporte colombiano.