La marcha del 28A posiblemente no logre que el gobierno nacional retire el proyecto de ley con la segunda reforma tributaria en su periodo presidencial, pero sin duda es un golpe a su legitimidad, es decir, a la confianza necesaria que requiere un gobernante para poder dirigir desde el Estado, y esto no es de poca monta teniendo en cuenta que el año entrante se vienen elecciones donde pretenden entronarse en el poder. Tal vez eliminen el IVA a la canasta familiar y la declaración de renta a salarios medios y bajos, pero no van a incumplir sus compromisos con el gran capital y por eso no van a grabar más el sector financiero y los super ricos, menos eliminar las exenciones tributarias de que gozan; o como lo proponen sectores políticos que siempre han acompañado al uribismo, vender activos nacionales como Ecopetrol para seguir achicando el ya paquidérmico estado que no ha sido capaz de responder al virus mortal. Mas recetas neoliberales para más desigualdad social.
Con todo, el principal hecho para rescatar es que la movilización fue exitosa, a pesar del vandalismo en Cali de unos que nos convierte a todos en tales. Los estudiantes, las organizaciones sindicales y populares, los indígenas, sectores comerciales aporreados por la pandemia que nunca se hacían presentes en manifestaciones, artistas, familias, y brigadas acompañantes de DDHH, demostraron que lo que se necesita no es solo el abortamiento de una reforma tributaria sino el cambio de este sistema corrupto y oligárquico, y por esto su carácter de marcha emancipatoria, cuando ya la derecha de este país creía que se había librado de las sombras del 21N de 2019. De destacar también la gran movilización en ciudades intermedias como Armenia o Villavicencio, y cómo no Tuluá, que sin ser capital es influyente, donde la marcha además de pacífica contó con una multitudinaria juventud como nunca antes se había manifestado, lo que muestra un panorama político alentador que empezó con los más de 8 millones de votos de Petro, los casi 12 de la consulta anticorrupción traicionada por Duque, el triunfo de propuestas alternativas en elecciones locales (Bogotá, Cali, Medellín, etc.), y que debería consolidarse en 2022 con la coronación del congreso y la presidencia de la república. Esta fue la primera avanzada por la conquista del poder.