En cada uno de los recuadros que hacen parte de la obra, se le rinde homenaje a la vida y producción literaria del novelista y periodista Gustavo Álvarez Gardeazábal. De acuerdo con la información conocida por EL TABLOIDE, la iniciativa busca que este trabajo hecho por los mismos estudiantes prevalezca en el tiempo y se mantenga vigente la obra de una de las mejores plumas que ha dado el municipio de Tuluá en toda su historia. “El trabajo de restauración está a cargo de Faber, un reconocido pintor de la Villa de Céspedes al que contratamos para mantener vivo el legado literario del autor Cóndores no entierran todos los días y El Bazar de los idiotas, entre otros”, dijo la rectora Gladis Restrepo.