La calle 16 de Buga es una vía arteria que transcurre de occidente a oriente de la ciudad y es el centro geográfico del perímetro urbano, en su momento fue la frontera norte, donde se encontraban los territorios ejidos del municipio sobre los cuales se levantaron barrios populares como el Divino Niño, María Luisa de la Espada, Jorge Eliécer Gaitán y otros.
Sus referentes emblemáticos son la fábrica de concentrados para animales Finca SA, situada en un costado de la glorieta de la carrera 18; la iglesia del Divino Niño, de un estilo neo gótico italiano, último gran templo construido en Buga hacia 1.961. La calle 16 también es la ruta de entrada al barrio Paloblanco y los otros que se levantan en este sector de la ciudad, en permanente crecimiento.
Cuando el médico Camilo Arturo Montenegro diseñó un proyecto de ciudad pensó en un eje urbano de servicios culturales y de salud sobre la calle 16, entonces se construyó la Biblioteca Carlos H. Morales, ahí, enseguida de la iglesia, pensada como un centro cultural, con su sala de exposiciones y espacios para la práctica cotidiana de expresiones del arte como música, teatro y danza; este hermoso proyecto lo dejaron morir de a poco los muy inteligentes alcaldes que lo heredaron.
El Hospital Divino Niño que hoy lleva el nombre de su mentor, Camilo Arturo Montenegro, también se construiría en este sector, solo que no se contó con el espacio, entonces se hizo más al norte.
Hoy la administración de Karol Martínez tiene como bandera política la pavimentación de un tramo de la calle 16 en concreto y otro, más largo, con el polémico asfalto, obra que se ejecuta con un préstamo bancario aprobado por el Concejo Municipal.
Los trabajos se iniciaron hace más de un mes y contrariando lo dispuesto en la Ley Estatutaria 850 del 2.003 no hay Veeduría Ciudadana, que es un instrumento de participación ciudadana. No veo la razón para no convocarla, salvo que no quiera explicar por qué el contratista que ganó la licitación la cedió a un tercero sin experiencia profesional en estos temas.