La nueva reforma laboral buscaba generar mayor estabilidad en todos los sectores económicos, pues esta prioriza el contrato laboral a término indefinido. Sin embargo, tal y como quedó promulgada, a largo plazo, se va a convertir en un problema y resultará hasta utópica.
Si bien se logra reestablecer algunos derechos que antes ya existían como las horas extras después de las 7 de la noche, en el aspecto contractual la norma se quedó miope. Pongámosle la lupa al gremio de docentes del sector privado desde el preescolar hasta la Universidad. Solo por abordar un ejemplo dentro de tantos gremios que hay, como el del fútbol, el agro, la construcción, entre otros que se van a ver gravemente afectados.
De acuerdo con los artículos 5, 6 y 7 de la ley 2466 de 2025 que modifica el artículo 46 del Código Sustantivo de Trabajo, este tipo de trabajadores, que posiblemente llevan 2, 3, 5, 8, 12, 15 años, o más, en los establecimientos educativos privados, solo podrán trabajar un máximo 3 años más en el mismo lugar, pues la nueva norma indica que el contrato a término fijo tendrá solo 3 prórrogas por el mismo tiempo; y a la cuarta vez que se firme, debe ser a término indefinido; lo cual, resulta a todas luces imposible de que se dé, pues algunas de esas instituciones hoy operan al borde de la quiebra, todas cobran solo 10 meses al año, y no 12, regulados por ley.
Por lo tanto, a lo que sí conducirá dichos artículos, es a una previsible mayor rotación del personal en los planteles educativos al final del trienio; a una ruptura de relaciones interpersonales y sinergias; a un ajuste para reducir la nómina; y para los de mayor edad, posiblemente a la tragedia de la muerte laboral de no lograr insertarse en otro lugar por prejuicios o cierres definitivos, los cuales vienen en aumento.
En síntesis, en subsectores como este, el contrato a término indefinido nunca se podrá materializar bajo ninguna razón financiera, social, solidaria o humanamente posible.