Debo confesar que en algún momento de mi vida contribuí a las estadísticas no contadas, no denunciadas, no expuestas sobre maltrato a la mujer, era muy joven y quizás por falta de amor propio, inteligencia emocional y madurez fui víctima de este flagelo y de mi propio silencio; sin embargo, pude salir de allí y por fortuna no perdí la vida en razón de dicha situación. Nunca he olvidado esos sucesos, pues me han definido, marcado y me han hecho lo que soy hoy. Infortunadamente algunas mujeres no pueden contar la misma historia que yo y por ellas estas palabras. Para el 8 de marzo, fecha en la que se conmemora el día internacional de la mujer, la Fiscalía General de la Nación expresó que en lo que llevamos del año se han presentado 37 feminicidios en Colombia, un 8,8% más de las que se presentaron el año anterior en el mismo período; un dato supremamente doloroso, al igual que las otras muertes violentas que ocurren a diario. Ojalá las mujeres no nos veamos como rivales y empecemos a replantear nuestro lugar en el mundo, pues somos el 52% de la población del planeta, si no es más, por lo que juntas y unidas lograríamos grandes transformaciones sociales y políticas.
Ojalá los hombres dejasen de ridiculizar las causas femeninas y se solidarizaran más con nosotras, sus madres, hijas, hermanas, tías, primas, amigas y entendiesen que lo único que queremos es no estar en desventaja con ustedes, queremos un mundo equitativo, justo, en el que se nos pague lo que merecemos por nuestro trabajo y no menos por el hecho de ser mujeres, o que ponernos una falda o vestido o salir a bailar no ponga en riesgo nuestra vida; queremos llegar a casa vivas después del trabajo, o de montar en bici, tras salir con amigos o después de un paseo, eso.
Mujeres y hombres somos diferentes, pero no son tan diferentes nuestros sueños y anhelos, el mundo nos requiere unidos, nuestro país lo exige, nuestra niñez lo necesita, debemos ser más creativos, inteligentes e innovadores para transformar nuestras ideas de género y que comencemos a cocrear y planificar un mundo diferente, más justo, con seres humanos más respetuosos, libres y felices.