Ya es hora que las autoridades locales se pongan serias y doten a las patrullas de la Policía Nacional de las comparenderas con las cuales meten en cintura a los infractores del Código Nacional de Convivencia.
Es momento que los responsables asuman las consecuencias y no sigan ensuciando la ciudad.
Como dice el dicho, a Dios rezando y con el mazo dando. No más alcahuetería.