Mientras en París se desarrolla la edición número 33 de los Juegos Olímpicos y en el caso nuestro, estamos pendientes del desempeño de los deportistas vallecaucanos y colombianos, en el resto del planeta se ‘cocinan eventos’ que pareciera no tienen punto de retorno.
Uno de ellos, el más sonado, tiene que ver con las elecciones en Venezuela, si es que así pueden llamarse, porque al menos, hasta el momento porque no hay prueba de lo contrario, todo apunta a que más que una contienda electoral se trató de un circo, con todo preparado de antemano, burlándose de los ciudadanos venezolanos que creyeron que en esta oportunidad habría un debate electoral, más que transparente, serio y responsable.
Pero al mismo tiempo nos preguntamos, ¿quién está detrás de Nicolás Maduro; quién ejerce realmente el poder; quién lo controla desde las sombras? Porque es evidente que solo no está.
Obviamente la alta casta militar que lo acompaña es quien lo protege y lo mantiene en el Palacio de Miraflores.
Pero, ¿a qué costo?
Sin embargo, ojalá los gobiernos extranjeros y aquellas voces que siguen pidiendo sanciones más drásticas en contra de quien califican como ‘tirano’, analizaran bien las decisiones que van a tomar.
Porque los últimos 10 años han demostrado que ninguna sanción ha sido eficaz para derrocar al señor Maduro. Por el contrario, esas sanciones asfixian cada vez más a los de a pie, a quienes ya no ven un porvenir promisorio en su patria y deciden migrar a otras regiones.
No es gratuita la millonaria presencia de venezolanos en Colombia y otros países del área, mientras que los culpables de esa situación siguen orondos sin que los afecten las medidas que las potencias toman en su contra.
Pero el planeta también arde porque en medio oriente la situación ya no es tensa, sino que el rumor de guerra se está convirtiendo en el inicio de lo que podría ser un conflicto en gran escala.
Y por supuesto, en Colombia no somos ajenos a esos padecimientos, porque basta con echar una mirada al Valle del Cauca, al norte y al sur del departamento, también al Cauca, con los ataques permanentes de las disidencias y en el norte, los homicidios no han disminuido y a esa situación se les suman los casos de desaparecidos.