Hoy, nuevamente, la expectativa está centrada en la camiseta amarilla y no precisamente la de líder del Tour de Francia que se disputa por estos días, sino que las miradas están fijas en la ‘famosa tricolor’ de la selección Colombia.
En medio de tantas vicisitudes, de atentados de las disidencias, de escándalos gubernamentales, de retaliaciones entre estructuras locales por el control del tráfico de estupefacientes y de todo el dolor que causan los hechos de intolerancia y violencia intrafamiliar, la Copa América y el buen desempeño del onceno nacional, han despertado nuevamente la pasión y el fervor característico de estas tierras.
Esta ilusión es similar a aquella que vivió la nación entera hace 30 años, días previos al mundial USA 1994, al que llegó el equipo dirigido por Maturana como favorito y luego decepcionó, pero el fervor que alcanzó a despertar fue enorme, pues venían de humillar a Argentina 5 – 0.
Luego, 20 años después, en 2014, en el mundial de Brasil, el cuadro que dirigió Néstor Pékerman, volvió a levantar los ánimos, nuevamente las caravanas amarillas se tomaron las calles en las horas del día, obteniendo la mejor participación colombiana en un mundial.
Ahora el equipo que dirige el profesor Lorenzo nuevamente despierta esas sensaciones, ya que además de que el entrenador es discípulo de Pékerman, el juego que ha practicado y su disposición en cada partido, mantienen esa ilusión viva e intacta.
No sabemos si Colombia llegará a la final de este centenario torneo, el más antiguo del mundo a nivel de selecciones, pero, pase lo que pase, hay equipo, la ilusión continuará y esperamos que emule lo conseguido por Maturana en el 2001, cuando se coronó por primera vez campeón de esta copa que ya completa 105 años de creación.
Ah y no falta quien denigre, quien sostenga que ver fútbol, seguir un equipo, es una perdedera de tiempo, tal vez tenga razón, pero de amarguras está lleno este país, lo único es que se respeta a quien piense distinto y eso sí, por favor, en caso de que haya celebración todo con su justa moderación.