Lo que nos faltaba. Ahora es el vecino municipio de Bugalagrande que anuncia la suspensión de sus fiestas patronales, aduciendo falta disminución del presupuesto nacional a través de las regalías,según informe del ministro de Hacienda, que debe reducir los gastos oficiales en 20 billones de pesos.
Como vamos, si la saga continúa, desaparecerán paulatinamente todas, o casi todas las fiestas regionales, durante los próximos meses, cuando se acerca el tiempo propicio para llevarlas a cabo,según se ha acostumbrado, significando que se les quitará el pan de la boca a miles y miles de pequeños emprendedores, que historicamente, esperan este período, para obtener los recursos que les permite solventarse para el resto del año.
Los pequeños artesanos, los vendedores de arepas, chorizos, empanadas, jugos, cervezas, dulces de toda clase, sombreros, gafas, entre cientos de pequeñas cosas, que se convierten en el único ingreso del año, se irán a pique, quedarán con los brazos cruzados y las ilusiones perdidas. No puede aceptarse tan alegremente, que la inseguridad y ausencia de ingenio y audacia de los mandatarios locales, eche por la borda un tiempo propicio para la alegría,el jolgorio y los gratos encuentros entre amigos y familiares.
Las voces de la gente gritan al cielo,para que se revierta esta decisión y no se convierta como una caída de naipes, que nadie la detiene y nos negamos a pensar que pudiera ser una decisión de carácter político, para hacer oposición generalizada al gobierno actual,lo que sería improcedente y la forma más baja, de negarle su apoyo desde las regiones.
Antes por el contrario, en medio de la tormenta, y cuando el viento es más fuerte, la cometa debe volar más alto, es la actitud de quienes han sido elegidos para estar al frente del pueblo que necesariamente está a la expectativa del gobernante de turno y esperando cumpla las promesas de la campaña que lo condujo al poder.
Qué tal pues, que de ahora en adelante a todos los mandatario locales de la región,les dé por suspender las tradicionales fiestas patronales, ni más faltaba, castigando a miles y miles de personas que tienen puesta su mirada en estos acontecimientos de jolgorio y les ofrece la ocasión de ganarse la vida, como se dice en el argot popular.
No podemos negar tampoco, que existe un clima de inseguridad, pero de ahí a querer pasar a la atonía total, a la pasividad e inercia de cualquier administración, es completamente inconcebible y no pensar en absoluto en las necesidades urgentes de la población más vulnerable.
Así es que conviene reflexionar, dialogar,hacer alianzas, buscar apoyo y no desperdiciar un momento que es muy propicio para recuperar la confianza en el Valle del Cauca y su gente, un Valle que es un canto a la vida, a la belleza de sus mujeres y solidaridad entre los pueblos, las fiestas invitan a la unión, a la fraternidad y cada municipio tiene su identidad propia, cultura de la amistad y la vecindad, que tiene la oportunidad de ser reflejada en los eventos tradicionales. Así lo demuestran las comparsas, los desfiles, los bailes, unidos en un solo corazón.
Hoy más que nunca, se debe hacer el esfuerzo para demostrar las grandes y a veces ocultas riquezas que guardan las costumbres de nuestra región.