El suicidio es la máxima expresión de la desesperanza, no ver más allá de la tormenta que en ese momento puede azotar nuestras vidas. El suicidio es una forma de escapar, el ardor que da no solo en el cuerpo si no en la mente llega hacer insoportable, tanto que la inmensa mayoría de personas suicidas suelen ser personas que ya tienen depresión o diferentes trastornos psiquiátricos, sin embargo y dejando de lado a esta mayoría de la minoría, la comunidad LGTBI+ suelen ser unas de las víctimas de este problema de salud pública y no en ese mensaje que algunos sectores políticos quieren dar de que “su condición los hace infelices” y más en que factores externos desde la discriminación hasta el acoso en público o en redes sociales.
Otro grupo que se ve afectado por este gran problema es la juventud. Según la OMS: “El suicidio es la cuarta mayor causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años…” Esta misma organización nos cuenta que el abuso del alcohol, maltrato de niño y el ignorar el problema del joven cuando pide ayuda son factores comunes en el suicidio adolescente y juvenil.
Es preocupante para nosotros ver estos números y ver que la juventud junto a comunidades que aún hoy en día siguen siendo marginadas son las más propensas al suicidio, sin dejar del lado que ser parte de la comunidad LGTBI+ en muchos lugares del mundo sigue siendo peligroso.
Las autoridades se hacen de la vista gorda en los temas de salud mental y protección de las minorías ya sean sexuales, étnicas, grupos migrantes, etc.
Invito padres de familia, instituciones educativas y buenos ciudadanos, estemos al pendiente de los jóvenes, es innegable que el futuro, son ellos y si este tipo de situaciones persisten no harán más que corromper la sociedad, aprovechen las herramientas que tenemos actualmente y trabajemos para luchar contra el suicidio adolescente y la intolerancia contra lo diferente.