Sebemos partir de la base que la tecnología es bienvenida y con ella, el uso de los celulares que, bien manejados, contribuyen lógicamante al conocimiento y de contera al desarrollo de los pueblos en el mundo moderno, cuya revolución llega hasta la inteligencia artificial de la cual ya se anuncian la creación de universidades especializadas en el tema.
Sin embargo, todos los estudios hasta ahora realizados, han demostrado que la presencia de los dispositivos móviles durante la jornada escolar tiene efectos adversos sobre la salud mental, contribuye al desarrollo de comportamientos adictivos, se reduce la calidad de las interacciones sociales, disminuye el interés por la actividad física, se incrementa el bullying y ciberbullyng, además de generar una disminución importante en el rendimiento académico.
Por estas poderosas razones, 27 colegios pertenecientes a la Unión de Colegios Internacionales de Bogotá implementaron una restricción en el uso de los dispositivos móviles, incluidos celulares, relojes inteligentes y otros aparatos de uso personal.
Esta medida ha sido tomada en varios países del mundo en donde ya se ha comprobado el daño mental que ha hecho a los niños y jóvenes el mal manejo de los aparatos móviles, especialmente el desmedido afán por introducirse en las redes sociales en donde todavía no tienen capacidad para digerir ciertos mensajes en sus mentes, cuyos cerebros están todavía en formación.
Al mismo tiempo hicieron un llamado urgente a los padres de familia para que retrasen en cuanto sea posible la entrega de los celulares a los niños y sobretodo que inicien desde temprana edad una clara explicación sobre sus bondades y peligros y dejar la costumbre de poner el móvil al frente del coche del infante para que “no llore” y se entretenga.
Ya se ha insistido hasta la saciedad que el mal uso de los dispositivos electrónicos se convierten en una de las peores adicciones de los últimos tiempos y están poniendo en serio peligro la interacción social que es de vital importancia desde los primeros años de vida y por supuesto en la edad escolar.
Igualmente para nadie es un secreto la libertad dada a los jóvenes en este sentido y en donde corren el peligro de caer en manos de los traficantes de sexo a nivel internacional y noticias al respecto nos llegan todos los días.
De donde se desprende la importancia de tomar medidas inmediatas en forma integral en donde hagan parte, los hogares, los educadores y el gobierno, para que se eviten males mayores en el futuro, no sea que el afán de no quedarse atrás en esta materia tecnológica, arrastre a los niños y jóvenes al abismo.
El sector oficial parece estar retrasado en este sentido y bajo el prurito del libre desarrollo de la personalidad, la permisividad ha superado los límites y se cae en el libertinaje, cuando ya es demasiado tarde y las clínicas de salud mental no dan abasto para atender la multitud de pacientes.
Sabemos que los programas de salud mental son costosos y es la población de escasos recursos la más vulnerable y es donde el gobierno debe estar atento para que tome las medidas necesarias de protección a los infantes que inician la educación y de la mano de los padres de familia, como tantas veces hemos insistido desde estas páginas editoriales.