“Primero cuidamos la vida y seguridad de nuestro equipo, así que nunca en una escena tuvimos a más de dos actores, contratamos a un especialista en bioseguridad dedicado al 100% a hacer cumplir todos los protocolos y garantizar un rodaje seguro, donde por lo menos se necesitaron diez frascos de gel antibacterial al día, mínimo 15 tapabocas diarios para cada actor, pues tenían que utilizar uno nuevo en cada corte o ensayo de escena y varios galones de desinfectante para higienizar equipos y superficies.
Fue un reto de marca mayor donde el más asustado fue Óscar Rodo, quien tuvo que actuar la mayoría del tiempo, y claro, sin tapabocas”, comenta Ayllón.