La reforma a la educación es una necesidad sentida en todo el país, en especial, cuando vemos con tristeza que los profesores recorren calles y avenidas de los pueblos buscando niños y niñas para que ingresen a estudiar porque se ha convertido la academia en algo inalcanzable que no responde a las expectativas de los estudiantes que buscan otras alternativas para lograr algunos objetivos circunscritos a la ganancia de algunos recursos económicos que por lo menos le sirvan para subsistir, pero no para vivir con dignidad.
La brecha entre la educación pública y privada es cada día más ancha y ajena, evidenciado durante la pandemia, cuando se descubrió la virtualidad en el aprendizaje y los más pobres, entre ellos, la población rural, no contó con la tecnología suficiente para ponerse a la par de los estudiantes de mayores recursos económicos que poseian con un computador en su casa, internet y telefonía móvil.
Pareciera que los educandos no se han preocupado lo suficiente por su preparación tecnológica y los avances son vertiginosos, ya hace rato que se pasó del tablero,tiza y borrador,a la pantalla mágica del computador y muchos no lo quieren aceptar aferrados a viejos esquemas enquistados desde tiempos antiguos, cuando las escuelas y colegios eran muy parecidos a “cárceles estudiantiles”.
Sin embargo se ha caído,estimamos, en un dejar hacer dejar pasar, ya nadie pierde el año, sino que la evaluación tiene tantos esguinces, que ni se entienden ni aplican en la realidad, mientras que crecen los problemas de comunicación, socialización y aparecen las enfermedades mentales a montón, y la sicología no está en las aulas.
Pasamos por una crisis generacional,es necesario un cambio estructural, ya las nuevas generaciones nacieron con un computador y celular bajo el brazo, sus objetivos no son los tradicionales nacidos en su mayoría en la época pastoril, lo que requiere una profunda reflexión y saber discernir lo que realmente se requiere para estos tiempos de cambios vertiginosos, aupados por las redes sociales, que tienen asustados hasta sus propios iniciadores, tal como lo apreciamos esta semana, cuando perdían perdón por los errores cometidos.
Llevar la tecnología al sector rural, es una prioridad, que ojalá no se quede en solo promesas, cerrar la brecha existente es urgente, para que podamos obtener resultados positivos entre la población urbana y rural.
El desafío de la inteligencia artificial, obliga a estudiar mucho más el sentido estricto de la educación, pero sobre todo, es indispensable, hacer tomar conciencia a los alumnos y alumnas, que las posibilidades son amplias y necesariamente hacer bien las cosas es la primera condición para el éxito en los objetivos.
Echar mano de la tecnología, hará mejores ebanistas, electricistas, costureros, jardineros, vendedores, etc., etc., y por supuesto en todas las otras disciplinas académicas centradas en el servicio de la sociedad.
Ahora bien, actualmente se debate en el Congreso de la república, dicha reforma. Esperamos que prime el criterio de la modernidad y el afán por cerrar la brecha, de lo contrario estaremos “arando en el mar” y la solución a las guerras, la violencia y toda clase de conflictos, continuarán por muchos años venideros.