¿Alguna vez has publicado tu mal de amores en Facebook? ¿Subes fotos de los platos que comes? ¿Eres de los que quieren dejar constancia de cuántos kilómetros acabas de correr? ¿Cuántas horas pasas en el gimnasio? Son solo cuatro ejemplos de lo que muchos usuarios de las redes sociales suelen colocar en ellas. Si te sientes identificado con alguno de estos casos, lee este artículo: puede que tu comportamiento en las redes sociales sea indicio de algo peligroso.
Cambiando un poco el refrán que nos enseñaron nuestros abuelos, “se conoce antes a alguien por lo que publica en Facebook que a un cojo”, se dice que las personas emocionalmente inestables publican más en Facebook que las que sí tienen estabilidad. Esto, con el fin de regular sus emociones y recibir apoyo social y así conseguir bienestar.
En el Facebook, se puede saber si somos extrovertidos o tímidos; si padecemos ansiedad; si estamos bien con nuestra pareja… Y de ahí, un dato que hasta asusta: esta red social puede predecir con un alto porcentaje de probabilidad con quién podríamos llegar a tomarnos unas cervezas o unos aguardientes bien ricos el próximo fin de semana.
Una cosa es que en alguna ocasión se nos haya ido la mano publicando aspectos de nuestra vida personal que nos delatan, porque somos humanos y todos tenemos momentos de bajón; y otra cosa es que haya personas que están metidas en una nube y que no paran de publicar contenidos. Ahí es donde tenemos graves problemas.
Porque se han conocido muchos casos de personas que se sienten solas y buscan en las redes un príncipe o princesa para llenar el vacío y resulta que terminan siendo, en la mayoría de los casos, sujetos peligrosos o aprovechados. La soledad es terrible de llevar, pero hay que tener mucho cuidado.
Los riesgos aumentan cuando a más de un inocente le da por compartir en su Instagram, por ejemplo, sus propiedades de bien raíz, los viajes, los artículos de lujo que han adquirido; tiempo después llegan las extorsiones y amenazas.
Diviértanse, publiquen y compartan, con los amigos de verdad, mensajes de crecimiento personal, chistes o fotografías, pero ojo con la sobre exposición y los mensajes equivocados. No vaya a ser que más adelante se arrepienta de no haber escuchado las advertencias.