Esa frase, bien podría aplicarse en el caso de Tuluá donde se requiere de un equipo de trabajo que esté pendiente de temas tan sencillos como el mantenimiento, limpieza y cuidado del sistema semafórico.
Como lo muestra la gráfica, esas señales necesitan limpieza y reparación de pequeños detalles e incluso que el par de zapatos que pende de uno de ellos sea bajado, pues según algunos entendidos es una marca que se deja para denotar un territorio con presencia de expendedores de alucinógenos.
Una tarea más para la Secretaría de Movilidad y Seguridad Vial de la Villa de Céspedes.