Sin importar si es el amor de familiares, amigos, un hijo o una pareja sentimental, se trata de una aventura compartida.
Puedes sentirte muy feliz en el punto máximo de ese amor, pero los momentos difíciles pueden ser extremadamente dolorosos si llega la hora de olvidar a esa persona amada.
Ya sea que necesites desprenderte de un ser porque falleció o porque es el momento de abandonar una relación, en ambos casos, la pena es un componente del proceso.
Debes sentir pena por lo que perdiste y aceptar que el tiempo te curará. Reconoce tus límites emocionales, pero no te aísles cuando vayas a olvidar a alguien y a recuperarte por la pérdida.
En efecto, la relación terminó; por lo tanto, está bien sentir como si algo hermoso hubiera muerto. Tienes derecho a sentir tu pérdida.
Supera las olas de pena sin dejar que te ahoguen y sin perderte en ellas. No luches contra ellas, reconócelas por lo que son: olas de emociones que por alguna razón te conducirán a ciertas corrientes extrañas y que a la vez le darán tiempo a tu corazón para que se recupere. La pena forma parte de la recuperación.
Incluso si nadie más en tu vida sabe qué estás experimentando, aun así, puedes aceptar tu propio dolor para ti mismo.
Cuando te sientas triste, tómate un momento y di “Estoy triste y está bien. Esto está mejorando”. Y muy pronto dirás, cuando la pérdida es de amor, mi peor error fue haberte conocido, o nos equivocamos y hasta aquí llegamos.
Si bien las personas que te rodean pueden no comprender la profundidad de lo que sientes, no temas compartir tu pena con aquellos en que puedes confiar.
Y no olvides, siempre hay fracasos, desilusiones y pérdidas, lo importante es aprender de ellos.