Nuevamente la democracia nos permitirá escoger alcaldes, gobernadores, concejales, diputados para cuatro años de trabajo, ojalá a favor de los territorios y sus gentes.
En el caso de Tuluá empiezo a notar con mucha preocupación como las ideas e iniciativas se están cambiando por agresiones, señalamientos, injurias y publicaciones en redes sociales y lo que es peor usando aparentes medios periodísticos que claramente son pagados para unirse a la difamación.
Aunque todas las campañas están en la fase inicial e incluso algunas no se vislumbran todavía, es menester llamar a quienes hoy las encabezan para que sean ellos los promotores de ejercer la política como hoy lo reclama la sociedad.
Si desde las propias campañas se promueve la falsa noticia para injuriar y agredir a los contrincantes nada bueno nos espera y tendremos en octubre convertido el municipio en un un campo de batalla donde reinará la polarización que tanto daño le ha hecho al país.
Nos corresponde a todos trabajar para exigir un debate con altura, con respeto pero ante todo con ideas, propuestas e iniciativas que deberán redundar en beneficio de los ciudadanos.
Prestarnos para compartir información que no podemos comprobar su veracidad y que es fácil identificar cuando está diseñada para hacer daño, desorientar el potencial electorado es contribuir al caos y a la anarquía.
PD.Hace cuatro meses atrás viví uno de los momentos más difíciles tras casi una década en EL TABLOIDE y tuvo que ver con el accidente que sufrió doña Nilsa López de Espejo en el ascensor que como todas las tardes abordó para prepararnos el delicioso tinto de la tarde.
Debo decir que en ese momento pensé lo peor. Por eso el martes 21 de marzo verla llegar impecablemente vestida de verde, ese que representa la esperanza y caminando sin muletas me produjo una gran emoción y me ratifico lo que siempre he pensado de ella: Que es una guerrera de la vida o como lo diría su amigo Gustavo Álvaréz Gardeazabal, una mujer ¡berraca!.