La medida que tomó el gobierno nacional de desvincular tasas, multas, estampillas, tarifas, bienes o servicios del salario mínimo mensual legal vigente (SMMLV) pactado para el 2023 por los gremios, para atarlos a la unidad de valor tributario (UVT) es sin lugar a duda una decisión inteligente, nacida de una mente brillante; ya que, la UVT siempre crece anualmente con el índice de precios al consumidor (IPC) y no con el concertado SMMLV.
¿Por qué es tan importante para detener la inflación o desacelerar la misma?
Porque todo aquello que está atado al salario mínimo y sube de precio con este, termina reduciendo la capacidad adquisitiva del ciudadano y agregando más volumen a la inflación percibida en el mercado. Mientras que, al atar gran parte de los bienes y servicios del gobierno mismo a la UVT derivada del IPC, que siempre está por lo general y en términos históricos promediados, 2 puntos porcentuales por debajo del SMMLV; coadyuva a que no se generalice el incremento de los precios en todo elemento tangible e intangible al alcance del consumidor de ahora en adelante.
Ya el gobierno compartió la ley de desindexación del salario mínimo sobre una lista especifica de 60 cosas, pero queda aún pendiente que la modificación a cada uno de los códigos de ley existentes que compilan costos en base al SMMLV, se aplique de manera definitiva sujetos a la UVT hacia el futuro.
Se esperaría que, en los días por venir, los nuevos decretos que amplían la lista de bienes y servicios desidexados en otros sectores, incluyesen al menos, alivios en la educación a nivel posgradual, atada históricamente al SMMLV y por ende, cada día más inalcanzable para la clase media.