Se comprueba una vez más, que la pandemia del 21 produjo en el colectivo mundial una especie de depresión que cohibió de un lado, la creatividad humana, mientras que de otro, algunos pocos, afrontaron la crisis con fortaleza, esfuerzo y decisión y pasaron con éxito una dura prueba para continuar en la lucha diaria por la sobrevivencia.
No cabe la menor duda que fueron los emprendedores quienes salieron adelante en sus proyectos novedosos y surgieron ideas creativas que han traído como consecuencia un incremento en la producción nacional, como nunca antes se había visto en la historia.
Vemos en estas fiestas de fin de año, un nuevo amanecer, la gente se ha volcado a las calles, se han aumentado las compras en el comercio local y regional, se nota un espíritu emprendedor por todas partes, la multitud se muestra entusiasta y los encuentros familiares se suman a nuevas expectativas que crean un espacio para la concordia y la posibilidad de la paz. Si tenemos en cuenta que “la vida está muy cara” como dice el refrán popular, no podemos olvidar que esto sucede todos los años, que no hay plata que dure, siempre queda faltando “cinco p’al peso”, que el aumento del salario mínimo se lo “comen las alzas”, que la inflación es galopante y así sucesivamente podíamos hacer una larga lista de situaciones que apremian económicamente a la mayoría de las personas.
Sin embargo, entendemos, mirando el lado positivo de las cosas, que se presenta la gran oportunidad para aprovechar el alto costo del dólar, que por supuesto, incide en el precio de los productos importados, para fortalecer la producción nacional e invitar a toda la gente a comprar y consumir lo nacional, a fijar la vista en los emprendedores para apoyarlos en sus iniciativas, defender el comercio local y regional, limitar al máximo las compras de productos extranjeros, que en muchas ocasiones no son absolutamente necesarios, promover una cultura de los alimentos saludables, en donde los colombianos tienen buenísimas ideas y somos famosos por la gastronomía exquisita en todos los puntos cardinales del mapa nacional. Igualmente es necesario hacer un llamado respetuoso a los comerciantes, para que no encarezcan sus productos, bajo el manto de los créditos, que por cierto salen muy caros, debido a las altas tasas de interés, sino más bien, opten por las rebajas frecuentes que son excepcionales, sin afectar sus metas económicas de tal manera que favorezcan al público consumidor.
Al mismo tiempo, teniendo en cuenta que somos un departamento turístico por excelencia, es oportuno prestar este servicio a propios y extraños, de la mejor manera posible, no solo ofreciendo la buena comida vallecaucana, sino también tener en cuenta los precios, de tal manera que los visitantes regresen, en lugar de renegar del lugar conocido para siempre.
Nuestra fortaleza municipal, ha sido, es y será el comercio, nacido del tradicional “cruce de caminos” en donde nos encontramos geográficamente, y lo estamos viviendo ahora con mayor intensidad y en consecuencia invitamos a ser coherentes, con los propósitos, objetivos y proyecciones de los emprendedores. Bienvenido este nuevo despertar en el comercio local y regional.